Cirer ha visitado este lunes la nueva residencia puente en Bunyola junto con la directora general de Infància, Joventut, Famílies, Igualtat i Diversitat, Farners Saneiro; y el alcalde de Bunyola, Juan Antonio Riera. | R.P.F.

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El salto hacia la vida adulta y la emancipación no es fácil para la mayoría de jóvenes, sobre todo por el freno que supone el elevado precio de los alquileres. Pero para los chicos y chicas que han crecido tutelados por las instituciones, dar el paso conlleva más dificultades. Así lo explicó este lunes la consellera de Famílies i Afers Socials del Govern balear, Catalina Cirer, en la presentación de la primera vivienda puente postemancipación para jóvenes extutelados de la comunidad autónoma.

Este hogar temporal dispone de 14 plazas destinadas a personas entre 20 y 25 años de edad, que podrán permanecer en él durante el plazo máximo de un año. Entre otros requisitos, la vivienda está reservada a personas procedentes del sistema de protección de menores de Baleares y que no tengan otros recursos ni red familiar que se haga cargo de ellos al finalizar su tutela por cumplir la mayoría de edad.

Catalina Cirer, que estuvo acompañada por el alcalde de Bunyola, Juan Antonio Riera, destaca que «este recurso es una oportunidad para consolidar un proyecto de vida digno y normalizado». En Baleares hay 152 plazas de viviendas de emancipación y 160 jóvenes en proceso de acompañamiento activo.

En esta vivienda puente los jóvenes tendrán una supervisión mínima, orientada a la búsqueda laboral o formativa, unas alternativas de ocio saludables, el cuidado personal y el del entorno próximo.