Xisco Torres y Marina Artigues, dos de los cuatro socios que han montado en Inca un microceller específico de hidromiel.

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Xisco Torres y Marina Artigues son la cara visible de un equipo formado por cuatro apicultores, que completan Dominic Paul y Borja Leonardo Huergo. Los cuatro cuidan del apiario que tienen instalado en la finca Sa Mesquida de Dalt, en Cala Mesquida (Capdepera) y luego elaboran su bebida de hidromiel en el microceller Mandràgora a partir de su propia miel, cerrando el círculo. Se trata de una producción muy limitada, pues la cantidad de miel que se elabora en Mallorca es muy pequeña debida a diversos factores. «Principalmente, por la falta de lluvias, que impide la floración, y por la costumbre de la agricultura de labrar las tierras dejándolas sin flores silvestres por una costumbre meramente estética», explican.

El origen de Mandrágora Hidromiel es una historia de casualidades y afinidad por un producto que, pese a conocerse desde hace siglos, su consumo no es algo habitual hoy en día. Marina lleva una década elaborando hidromiel a partir de la fermentación de la miel de un modo doméstico. Xisco descubrió esta bebida que se obtiene por fermentación natural de la miel con agua y levadura a través de la literatura y del cine, y le picó la curiosidad. La pasión por una bebida tan exclusiva los puso en contacto y luego surgió el proyecto.

Durante el confinamiento, aprovecharon las largas horas de encierro para estudiar la teoría de un curso de apicultura impartido por APAEMA, la asociación de productores agrarios ecológicos de Mallorca. Cuando terminó la crisis de la pandemia, los cuatro apicultores pasaron a la práctica y han montado un microceller en Inca. Allí elaboran distintas variedades de hidromiel, una bebida que antes elaboraban comprando la miel a otros productores, pero ahora su reto es cerrar el círculo, elaborando su propia miel para venderla y poder invertir las ganancias en todo el material necesario para producir la hidromiel en un entorno controlado, con fermentadores y barricas de roble. Este año han presentado su primera cosecha de miel en la Fira de la Mel de Llubí. El próximo año habrá muy poca miel de Mallorca, vaticinan, pues no ha llovido ni en primavera ni en otoño.

En el microceller Mandrágora, estos cuatro jóvenes apicultores elaboran diversas variedades de hidromiel: dulce, semidulce y melomiel. Esta última es hidromiel con distintas variedades de fruta de Mallorca que elaboran con tres sabores, cerezas, albaricoques e higos. Tanto la miel como la fruta local son tan escasas, que de las dos últimas, la de albaricoque y la de higos, solo hacen 88 botellas. «Toda la materia prima es Km 0 y natural, no utilizamos sulfitos, colorantes ni conservantes», apuntan.

Una parte de su trabajo es la recuperación de la especie de abeja de Mallorca, la abella negra, y la plantación de flores autóctonas para favorecer su hábitat. Próximamente crearán un segundo colmenar en Santa Maria y cuidan el de la ermita de Betlem.