Imagen del estado del asfalto a la altura del kilómetro 9 de la carretera Bunyola-Orient. | F.F.

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Es una vía que, especialmente en los meses de temporada alta cicloturista, eleva su volumen de tráfico al tratarse de un rincón marcado en rojo en las guías de rutas para disfrutar en bicicleta de la isla de Mallorca. Pero a su vez, la dejadez que sufre ha derivado en la degradación de un asfalto que, en algunos de sus tramos, convierte al tramo Bunyola-Orient, la Ma-2100 que llega hasta la localidad de Alaró, en un espacio peligroso, ya que además, de manera especial los fines de semana en determinadas épocas del año, vehículos, ciclistas y excursionistas comparten ese espacio.

Han sido muchas las quejas formuladas por los ciclistas más habituales, extendiéndose a los turistas, que lamentan el peligro de esa ruta tan espectacular en lo paisajístico y exigente a nivel físico. Algunos de sus tramos, especialmente en la bajada desde el Coll d'Honor (550 metros) hasta Orient, muestran un pavimento degradado y parcheado incluso abarcando esos apaños el grueso del acho de la vía, a lo que se une la presencia de gravilla en algunos segmentos de la cuneta.

Pese a que se han instalado protecciones de madera, acordes al entorno y más seguras para los ciclistas especialmente, el peligro sigue presente pues el mal estado del asfalto se extiende al grueso del recorrido, concentrándose especialmente entre los kilómetros 8 y 9, ya en las proximidades de Orient, donde se observan los tramos más castigados y 'parcheados' para cubrir socavones anteriormente existentes.

La presencia de un atractivo como el Salt des Freu hace que, cuando la cascada está en su máximo esplendor, numerosos vehículos aparquen en las cunetas, elevando la peligrosidad de una carretera sinuosa, y cuyo deficiente mantenimiento eleva exponencialmente el riesgo de accidentes e incluso de averías en el caso de los ciclistas, muchos de ellos, especialmente los mallorquines, que ya evitan pasar por esa vía ante el estado de la carretera.

Diferentes plataformas cicloturistas, además de la propia Federació de Ciclisme de les Illes Balears (FCIB) han trasladado a las instituciones competentes, en este caso el Consell de Mallorca y su departamento de Carreteras, la situación de este tramo de la red viaria, marcado en negro por los practicantes del ciclismo.