El presidente de la Mancomunitat des Raiguer, Andreu Isern (izda.) firmó ayer el contrato de la recogida de residuos puerta a puerta, junto con el gerente de CESPA, Andreu Calafat. El contrato se ha adjudicado por 12 millones de euros y tiene una duración prevista de ocho años.

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Los nueve municipios que forman la Mancomunitat des Raiguer (Alaró; Binissalem; Búger; Campanet; Santa Maria; Consell; Lloseta; Mancor de la Vall y Selva) tendrán desde esta noche una nueva empresa asignada para la recogida de residuos urbanos puerta a puerta y, en los próximos seis meses se modificará el calendario de recogida de cada fracción (cristal, papel, orgánica, envases y rechazo).

Este miércoles, el presidente de la entidad, Andreu Isern, firmó el contrato con CESPA, que sustituye a Melchor Mascaró en el servicio de recogida selectiva, al adjudicarse el contrato por 12 millones de euros y durante ocho años.

El nuevo contrato traerá novedades en el calendario de recogida, aunque no será de manera inmediata. «Estamos muy ilusionados con que las condiciones introducidas en este nuevo pliego repercutan en un mejor servicio a los ciudadanos», apunta Isern. Es la primera vez que la Mancomunitat cambia de empresa de recogida desde la puesta en marcha del servicio, en 2006. CESPA tiene seis meses para implementar las nuevas rutas con la incorporación de nuevos vehículos

Otros servicios

La recogida de residuos en el Raiguer se ha adjudicado en cuatro lotes. Melchor Mascaró se queda con la limpieza viaria puntual y con el traslado de cajas desde los Puntos Verdes hasta la planta de tratamiento. En junio ya se adjudicó la retirada de voluminosos (muebles y enseres) a la Fundació Deixalles, que reutilizará aquellos que estén en condiciones. En los nueve municipios se recicla más del 50 %.

Subida del salario del 4 por ciento y menos carga de trabajo

Una de las condiciones que se deberán cumplir es un aumento salarial del 4 % para los trabajadores, así como una reorganizacion interna para reducir las cargas de trabajo. Así se acordó en el TAMIB durante la negociación en la huelga de febrero pasado, mientras se intenta lograr un convenio del sector.