Las homenajeadas, sobre el escenario, rodeadas por la corporación en el Claustre del Convent. | Lola Olmo

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La sirena de entrada y salida suena ya lejana en sus memorias, pero recuerdan con una sonrisa los buenos momentos vividos entre los enormes telares de Can Morató. Ayer, las antiguas trabajadoras de la fábrica de alfombras, cerrada en 1961, recibieron el reconocimiento Clara Hammerl que el Ajuntament de Pollença entrega cada año.

Previamente, el público pudo conocer sus testimonios en un emotivo vídeo. Ni una sola queja por su pronta incorporación al trabajo remunerado siendo unas niñas, con 14 años o poco antes, y hasta el matrimonio. En la fábrica, abierta en 1927, trabajaban 80 mujeres en la confección de alfombras de alta calidad. Entre risas y nostalgia, contaron anécdotas de aquellos años que las convirtieron en pioneras de la incorporación de la mujer al mundo laboral y también de la conciliación.

El alcalde, Tomeu Cifre, señaló el compromiso de Caixa Colonya de mantener este recuerdo mediante fotografías una vez que convierta la vieja fábrica en su sede corporativa.