Vista de la fábrica de Cemex en Lloseta. | Redacción Local

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Terraferida denunció este lunes que la planta de hidrógeno que se creará en Lloseta «no será verde, ni eficiente, ni sostenible» y han alertado de que este proyecto encubre la explotación y la fabricación de áridos y cemento.

La entidad ha afirmado en una nota que la planta de Cemex, Acciona, Enagàs y Redexis en el municipio mallorquín “no producirá energía, sino que la consumirá”, ya que el proyecto va acompañado de la instalación de dos plantas fotovoltaicas para producir hidrógeno de agua desionizada de un pozo.

Para Terraferida, estas instalaciones fotovoltaicas camuflan el “elevado” consumo de energía de la planta de hidrógeno, cementera y de áridos, por lo que crear una planta de hidrógeno “renovable” en Lloseta “ni reindustrializará el tejido productivo de la isla ni favorecerá un modelo energético que supere las energías fósiles”.

Ha acusado al Gobierno estatal y al Govern balear de promover y subvencionar “una operación de camuflaje” que quiere “disimular” el mantenimiento de las actividades extractivistas, la construcción de una planta de áridos y el retorno a la fabricación de cemento por parte de Cemex.

Según los ecologistas, la incorporación en esta operación del oligopolio energético sirve de excusa para acaparar las inversiones de los fondos europeos Next Generation y proceder a la conversión “indiscriminada” del suelo agrario en suelo industrial de bajo valor añadido.
La producción máxima de hidrógeno de la planta prevista seria de 2000 m³/h, que equivalen a unos 164 kg/h y que habría que comprimirlo y transferirlo a contenedores a alta presión para transportarlos a Palma en camiones hasta el polígono de Son Oms.

«Estos contenedores supuestamente servirán para que funcionen autobuses urbanos con pila de combustible. De momento, esto es ciencia ficción porque la Empresa Municipal de Transportes de Palma (EMT) no tiene abierto ningún expediente de adquisición de autobuses con pila de combustible», ha señalado Terraferida.

Desde la entidad mantienen que «no tiene ningún sentido» incrementar la superficie dedicada a instalaciones solares «para perder más de la mitad de la electricidad captada por el procedimiento de transformarla en hidrógeno cuando saldría mucho mejor electrificar directamente el transporte público».