Joan Bennàssar junto a dos de sus obras en Inca. | Elena Ballestero

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Ha pasado un mes desde que los gigantes de piedra de Joan Bennàssar comenzaron a poblar las calles de Inca en lo que marcaba el inicio de su instalación Camí de Lluc. Refugis d’amor i oferiment que desde entonces ha ido completando su recorrido –pasando por Selva y Caimari– hasta Lluc.

Este sábado a las 12.30 horas el centro de arte sa Quartera de Inca acoge la inauguración de la exposición de pintura que cierra el ciclo de este universo creativo que podrá visitarse como mínimo todo el verano.

La muestra pictórica recoge 10 obras de gran formato que Joan Bennàssar describe como una suerte de autorretrato que permitirá al visitante reflexionar sobre la humanidad, la comunidad y la soledad, así como sobre los retos de futuro que nos unen como sociedad.

Exhibe el artista parte de su obra de las últimas décadas e incorpora algunas de sus creaciones más recientes que representan a los jóvenes ante un futuro incierto. Todo ello permite al observador acompañarle en el recorrido de su universo artístico, siempre con el foco puesto en las personas como seres individuales dentro de la colectividad.

Autorretrato

Con la instalación Camí de Lluc. Refugis d’amor i oferiment ya al completo, aquellos que quieran disfrutar de la experiencia pueden conjugar desde hoy el disfrute de la naturaleza con la cultura para completar el tradicional Camí Vell de Lluc. En Lluc, como en Inca, las pinturas (esta vez en el interior del santuario) complementan la muestra de sus esculturas humanas que se exhiben en los espacios exteriores de Inca, Selva, Caimari y Lluc.