Joan Sitges es el nuevo gerente de la Institució Pública Antoni M. Alcover, una entidad que trabaja para mantener vivo el legado del Canonge.

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Es licenciado en Historia del Arte y Periodismo y ha trabajado en varios medios de comunicación, en gabinetes de prensa y también ha estado al frente de la gestión cultural del FIET. Con este currículum, Joan Sitges (Manacor, 1983) afronta ahora la tarea de estar al frente de la Institució Pública Antoni Maria Alcover.

Hace unos meses que es el nuevo gerente de la Institució Antoni M. Alcover. ¿Cómo afronta el cargo?

—Con mucha ilusión y con ganas de trabajar, que es lo más necesario porque la Institució está infradotada de personal desde su nacimiento por lo que se hace imprescindible una gran implicación. También es cierto que sin la ayuda desinteresada de algunas personas que trabajan para engrandecer el legado de Alcover no seria posible llevar a cabo todas las actividades que se celebran.

¿Cuál es el objetivo de esta entidad?

—Sobre todo es el de mantener vivo el legado de Alcover, que tiene dos banderas principales: una es la lengua catalana y otra la cultura popular. Para llevar a cabo este trabajo, la Institució tiene dos líneas de trabajo y que son la investigación del legado y profundizar en su obra, y la otra es la difusión de la lengua y cultura propias de Mallorca con la celebración de actos durante todo el año que interpelan a todos los sectores de la sociedad.

¿Qué actos destacaría?

—Uno es el que está centrado en la investigación. De hecho, en breve se pondrá en marcha una nueva beca junto con la Universitat de les Illes Balears (UIB) para conocer en profundidad la figura de Alcover y saber más sobre su epistolario, imprenta y las postales que coleccionó durante sus muchos viajes. Esta beca tiene que servir para sacar el potencial a todo este material que atesoramos.

Y qué puede decir sobre la divulgación de la obra de este religioso, escritor, profesor...

—En este aspecto centramos muchos esfuerzos. Se organizan actividades escolares, teatrales y musicales repartidas durante todo el año, además de lecturas en el museo y ahora también preparamos una línea educativa para utilizar a través de las redes sociales. Para acercar la Institució a más gente también queremos abrir los sábados por la mañana, que en Manacor hay mucha vida, y facilitar que familias y vecinos se acerquen a este espacio en el que pasen cosas atractivas a todos los públicos.

Entonces se ha reactivado la programación después del parón de los últimos meses debido a la falta de gerencia y de la pandemia...

—Sí, ponemos en marcha la maquinaria. Se han reactivado las visitas escolares y las presentaciones de libros y programaremos actos para que la gente conozca el espacio. Aún queda mucho trabajo por hacer pero queremos abrir la Institució a todos los públicos. El edificio impone y es uno de esos sitios en los que parece que tienes que ir bien vestido para entrar porque en él ocurren cosas serias. Queremos cambiar esta impresión y organizar actividades para todas las edades. Queremos que las familias y los jóvenes se sientan bien y que sea un espacio en el que se pueda hacer ruido y ensuciarse. En definitiva, que haya una oferta atractiva.

¿Cuál ha sido el trabajo que se ha desarrollado con los colegios?

—El vínculo de la Institució con los centros escolares siempre ha sido muy estrecho. Los actos didácticos siempre han formado parte del calendario de la entidad y disponemos de material muy atractivo para los colegios, como es la calaixera de n’Alcover, que sirve para profundizar sobre la figura de este polifacético personaje y saber más sobre nuestra lengua y nuestra cultura. El material está adaptado a diferentes ciclos educativos y tiene mucho éxito.

¿También quiere ampliar la proyección fuera de Manacor?

—Por supuesto. Para que tenga más proyección intentaremos coordinar nuestros actos con otros organismos. Hasta el momento, la Institució Antoni M. Alcover ha funcionado bien de manera autónoma, pero si trabajamos de manera conjunta con la Escola de Mallorquí o la sección etnológica del Museu de Manacor, por ejemplo, seguro que conseguiremos más y mejor proyección. Todas las entidades tenemos un público similar y debemos coordinar los ciclos de trabajo para poder hacer actividades más potentes.

Su primer reto como gerente fue el de convocar los Premis Ciutat de Manacor.

—Sí. Me estrené con un proyecto que no es pequeño y que me quitó el sueño unos días porque tenía el reto añadido de la primera convocatoria del premio de música de autor Guillem d’Efak, en el que se han presentado una veintena de aspirantes.