Técnicos trabajando en una de las fosas del cementerio de Porreres. | CAIB

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Los técnicos de la sociedad científica Aranzadi han empezado a exhumar cuerpos hallados en la segunda fase de excavación de la fosa de Porreres y han extraído por el momento los restos de 13 víctimas, de la veintena que han hallado por ahora: seis de la fosa 5, cuatro de la fosa 10 y tres de la número 11.

Una de las arqueólogas, Almudena García, ha indicado que todos ellos son hombres y presentan lesiones por arma de fuego. Ha detallado que han detectado una novedad respecto a la excavación realizada en la primera fase, en 2016, y es que en la fosa 10 han aparecido casquillos de bala, «lo que permite sugerir que los disparos se produjeron aquí mismo». Hasta ahora solo se habían hallado proyectiles. «Al menos en la fosa 10 se produjeron disparos aquí mismo, en el cementerio», ha asegurado.

Hay cinco fosas abiertas, en tres de las cuales están excavando los técnicos. En otras dos hay bloques de cemento que lo dificultan por el momento.

Los investigadores siguen trabajando en la fosa número 5, la que fue localizada en 2016, pero que no se pudo excavar entonces porque tenía una losa de hormigón y unos nichos encima.

El investigador Pablo Galera ha explicado que los cuerpos situados en la parte superior estaban afectados por la losa de hormigón que se construyó encima. «Estamos pudiendo comprobar que existen dos niveles de inhumación, con varios cuerpos, tierra encima y un segundo nivel», ha indicado.

Por el momento se han exhumado seis cuerpos en esta fosa y esperan que en el segundo nivel los que puedan encontrarse estén más íntegros. En el segundo nivel se ven dos cuerpos más.

Tito Aguirre, que trabaja en la fosa número 10, sobre la que se situaba la placa de hormigón de medio metro de espesor, ha explicado que de los ocho cuerpos hallados, ya se han exhumado cuatro entre el martes y el miércoles, y hay otros tres a la vista, así como la impronta textil del abrigo que llevaba uno de ellos.

En esta fosa han encontrado varios objetos: botones, algunas hebillas, un peine y una serie de casquillos que «dan una idea de como los mataron y que están repartidos en todos los cuerpos», ha dicho Aguirre.

Almudena García, que trabaja en la fosa 11, que apareció cubierta de cal, ha explicado que también presenta dos niveles separados por sedimentos y tierra entre un grupo y otro de cuerpos. En ella se han exhumado tres cuerpos y en la parte que siguen excavando «hay otros tres con la cabeza apoyada hacia el norte y al menos otros dos con la cabeza al otro lado de la fosa».

«Es probable que haya más pero todavía, como estamos en el proceso de excavación, no los vemos. Todos son hombres, varios de ellos con trauma perimortem en el cráneo», ha detallado García.

Ha explicado que también ha aparecido en esta fosa una caja de juanolas, como otras que ya se documentaron en 2016.

Las prendas y el calzado de invierno hallados y las cajas de pastillas para la tos, avalan la hipótesis de que los cuerpos puedan corresponder a las sacas de presos de las prisiones de Can Mir y Bellver de Palma, realizadas entre enero y febrero de 1937.

La intervención es la continuación de la llevada a cabo en noviembre de 2016, que permitió exhumar 49 cuerpos de víctimas, de las que 14 fueron identificadas y sus restos se devolvieron a sus familias.

En aquella intervención se localizaron nueve fosas comunes, que fueron excavadas en su totalidad, a excepción de la fosa número 5, que se encontraba debajo del bloque de nichos construidos en la parte central de la parcela, y que se está excavando estos días.