Interior del taller donde se trabajaba el sector textil. | Assumpta Bassa

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Muchas historias se han hilvanado entre sus paredes y ahora ya solo quedarán en el recuerdo. La semana pasada se iniciaron las obras de demolición del antiguo edificio textil que albergaba el taller de cas Batle en la calle Lepanto, en una zona inundable. El objetivo es minimizar los efectos de una futura torrentada.

Este edificio lo adquirió el Ajuntament de Sant Llorenç tras la riada del 9 de octubre de 2018 junto con otros solares para facilitar los accesos de agua al torrente. La tragedia cambió el devenir del municipio y obligó al Consistorio a realizar varios cambios urbanísticos a lo largo de estos dos últimos años.

El alcalde de Sant Llorenç, Mateu Puigrós, explicó que «se han adquirido alrededor de 20.000 metros cuadrados de solares con una inversión de cerca de 3 millones de euros. Así se llevarán a cabo varias actuaciones para reducir los efectos de futuras torrentadas». Las maquinas ayer iban a toda marcha en la calle Lepanto, que fue una de las más afectadas por las lluvias torrenciales.

En esta zona se han adquirido varios solares. Lo que en los años 60 era un punto vivo de gente, de charlas y risas compartidas entre mujeres e hilos de colores ahora se va convirtiendo poco a poco en escombros. En este taller, que está cerrado hace décadas, trabajaron cerca de 50 mujeres. Y es que en el municipio había varios talleres porque la industria textil era uno de los principales motores de la localidad. Luego cayó en decadencia por la competencia de otros mercados.

Interior del taller donde se trabajaba el sector textil.

Remodelación

El regidor de Urbanisme, Pep Jaume, explicó a este periódico que «la demolición del edificio vendrá seguida de una reordenación del espacio. Se hará una pequeña rotonda para facilitar el cambio de sentido, se sembrarán también árboles y se contará con una zona verde. Aparte del embellecimiento se hará también un muro de protección. Con las diferentes actuaciones se trata de eliminar los obstáculos junto a la zona del torrente», explica Jaume.

Este solar se compró por un total de 210.000 euros y tiene una extensión de 982 metros cuadrados. Está previsto que las obras de demolición duren un mes y medio aproximadamente. Puigrós explicó que «el 80 % de solares comprados es urbano. Se hará un esponjamiento y con ello se ganarán zonas públicas verdes. Además de esta demolición ya se han hecho otras actuaciones. Así, según explicó Puigrós «se ha demolido un garaje en la calle Ordinas, luego hay un convenio para demoler una casa en el Passeig de ses Brodadores». Por otra parte, en la calle Basílica de Son Peretó que hace esquina con Mossèn Galmés hay un taller que será expropiado. Para minimizar los efectos de potenciales torrentadas se han hecho otras actuaciones desde el Consell.

Se han instalado 31 señales de advertencia en 15 puntos de riesgo de inundación y se ha ampliado el paso del torrente que atraviesa por debajo del camino de Calicant. Pero las actuaciones más importantes están todavía pendientes. El Consell presentó a finales de 2020 el proyecto para ampliar la capacidad hidraúlica de la variante de la carretera de Manacor que pasa por el entorno del municipio. Puigrós dijo que «son proyectos muy importantes que se han de realizar lo más pronto posible. Faltan una serie de trámites». El Consell invertirá en las diferentes actuaciones que se lleven a cabo 4,4 millones de euros.

El alcalde Mateu Puigrós, el edil Pep Jaume y la regidora Antonia Bauzà.

Las obras de demolición durarán un mes y medio aproximadamente.