Dos años del cierre que causó una alarma social. En noviembre de 2018 casi un centenar de empleados se movilizaron para tratar de impedir el cierre de la fábrica de Lloseta. Tras varios meses de negociaciones, Cemex y los sindicatos llegaron a un acuerdo para ejecutar los despidos. | Antoni Pol

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Cemex tiene de plazo hasta el 15 de abril para comunicar al Govern sus planes acerca de la fábrica de cemento de Lloseta, al haberse cumplido el periodo de dos años de suspensión de actividad que la multinacional anunció en diciembre de 2018. Las opciones que permite la normativa al haber vencido este plazo son reanudar la actividad –actualmente la planta se dedica al envasado y distribución de este producto– o bien un cese definitivo, con el que se abriría el camino hacia el desmantelamiento de las instalaciones en desuso.

Medi Ambient se ciñe a la Ley 16/2002, de 1 de julio, sobre la prevención y control integrados de la contaminación, que en su artículo 13 establece que «el cese temporal de la actividad no podrá superar los dos años desde su comunicación». En este caso, Cemex comunicó en diciembre de 2018 el cese temporal de la actividad en su fábrica de Lloseta, efectiva a partir del 1 de enero de 2019. Los dos años se cumplieron el 31 de diciembre de 2020, pero debido a la suspensión de plazos durante el estado de alarma, la Comissió Balear de Medi Ambient calcula que la nueva fecha para el vencimiento es el 15 de marzo. Después la compañía dispone de un mes, hasta el 15 de abril, para acreditar el reinicio de la actividad u optar por el cierre definitivo y presentar un proyecto de desmantelamiento de sus instalaciones.

Cemex no desvela sus planes

Por su parte, la compañía Cemex no ha revelado cuáles son sus planes para la fábrica de cemento de Lloseta. «Todavía no hay nada decidido y estamos dentro de plazo, cuando llegue el momento lo comunicaremos», explica Teresa Busqué, portavoz de la empresa. La firma ha rehusado explicar por el momento si dispone de un plan de desmantelamiento de las instalaciones, cuyo coste presumiblemente rondaría los 10 millones de euros, o si bien se estaría planteando reiniciar la fabricación. La fábrica continúa parcialmente activa como centro de envasado y distribución de los productos que la compañía fabrica en otros centros de producción. Los operarios no descartan que pudiera reanudarse la actividad, pues se realizan las pertinentes tareas de mantenimiento de los hornos. «No sería la primera vez que ocurre, la fábrica de Cemex en Alcanar estuvo cerrada nueve meses y luego la reabrieron rebajando ostensiblemente las condiciones laborales de los empleados», apunta Vicenç Villalonga, representante sindical.

La cementera, cuyos enormes silos y chimeneas irrumpen en el horizonte del Raiguer al paso por Lloseta, fue abierta en 1957 por la extinta Portland. Durante sesenta años, fue un importante centro de trabajo para la comarca, hasta que apagó sus hornos en 2019. Un ERTE culminó con el despido de 86 trabajadores de su plantilla, salvo aquellos que se acogieron a un traslado o a la prejubilación. El cierre causó tal conmoción social por la pérdida de empleos, que Gobierno y Govern anunciaron un inminente plan de reindustrialización.

Expectativas ante la puesta en marcha de la planta de hidrógeno a finales de 2021

El cierre de la cementera produjo una honda conmoción en la comarca del Raiguer, por entonces ya deprimida económicamente por la crisis que supuso la desaparición de decenas de fábricas de calzado y auxiliares en la década de 1980. A raíz de ello, el Govern balear y el Gobierno central anunciaron un plan para la reindustrialización de la zona, cuyo germen será una planta de hidrógeno situada en las instalaciones de la antigua fábrica de cemento. El alcalde de Lloseta, Xema Muñoz (PSOE) apunta que «las informaciones que me llegan son que el proyecto está muy avanzado y ha recibido financiación de Europa». En diciembre pasado, el alcalde de Palma, José Hila, y el vicepresidente del Govern y conseller de Transición Energética y Sectores Productivos, Juan Pedro Yllanes, anunciaron la compra de cinco buses para la EMT de Ciutat que funcionarán con hidrógeno verde, un combustible limpio que se prevé producir en Lloseta a partir del último trimestre de este año. Sin embargo, aún no se han inciado las obras de la planta.