Bernat Font, archivero, tiene en sus manos la conservación de todo el patrimonio del edificio de Ca ses Monges que proyecta su modernización.

TW
1

Los archivos conservan un patrimonio único que se transmite de generación en generación. La labor de un archivero es preservar y difundir todo este tesoro documental. Pero además, en el día a día, tiene en sus manos otras tareas importantes de organización y gestión de la documentación municipal. Bernat Font (Sant Llorenç, 1986) está al cargo del archivo municipal de Sant Llorenç que, desde hace unos meses, ha emprendido un camino hacia su modernización.

¿Hace un año que ganó la plaza de archivero. Hasta hace poco no existía en Sant Llorenç un archivo como tal...

—Me incorporé a mediados de febrero de 2020. El archivo se empezó a gestar tras la torrentada que afectó a parte de la documentación del registro civil que estaba en el juzgado de paz. Se trasladó entonces al edificio de Ca ses Monges para su recuperación y se empezó a trabajar para crear un archivo y concentrarlo en un mismo espacio. En la biblioteca existía el archivo histórico y la documentación administrativa se encontraba en los diferentes departamentos municipales.

¿Se perdió mucha documentación?

—Yo no estaba en aquellos momentos pero al final se recuperó casi toda la documentación después de una intensa labor a cargo de un equipo de expertos. Desde los juzgados mucha se ha digitalizado.

¿Cuanta documentación contiene el archivo?

—Por una parte tenemos la documentación en papel, documentación antigua que se va digitalizando para su conservación y, por otra, tenemos toda aquella que se genera a través de los trámites electrónicos. En papel hay unos 50.000 registros aproximadamente. Desde el archivo se establecen criterios para conservar pero a partir de este año no tendría que llegar ya ningún documento en papel.

¿Desde cuando datan los primeros archivos?

—Los primeros documentos datan de 1892, y son básicamente las actas de los plenos. Todo lo anterior se encuentra localizado en Manacor. Tenemos expedientes de obras, bandos o correspondencia municipal, reglamentos. También desde 1960 procedimientos administrativos, series documentales, contrataciones...

¿Cuál es el más curioso?

—Uno de los más curiosos es una acta de la Junta de Sanidad del Ajuntament de 1918 en el que se recogen medidas de prevención acordadas para combatir la gripe de aquel año. Es muy interesante en el contexto de la COVID-19 porque recoge las medidas que tomó el Ajuntament como era el distanciamiento social o desinfección, se quitaban los escupideros de las calles, las barberías desinfectaban todos los productos... nos recuerdan a las medidas que se toman ahora para minimizar el impacto del coronavirus.

La historia se repite...

—Si, la historia se repite. Siempre se ha dicho que la historia sirve para aprender del pasado y aplicarlo en el futuro. Así otro de los documentos interesantes son los que hablan de las torrentadas. Todo lo que sucedió está registrado de alguna manera u otra. En 1943 hubo una gran torrentada que afectó a varios municipios.Resultaron perjudicadas unas mil cuarteradas de zonas de cultivo. Los siete puentes que había quedaron destruidos. No hubo víctimas mortales y los daños ascendieron a 20 millones de pesetas. Hubo 199 personas afectadas entre Sant Llorenç y Son Carrió. Se recoge que la ayuda concedida por el Gobernador Civil fue de 26.000 pesetas. Las otras torrentadas datan de 1973 y 1989. Así te das cuenta que se actúa ahora de manera similar a como actuaron entonces, marcando los puntos conflictivos, impulsando proyectos de mejora.

¿La misión principal del archivero es custodiar el patrimonio documental?

—Tradicionalmente siempre la labor del archivero ha ido ligada a esta custodia de la documentación antigua pero hay otros muchos trabajos. Es importante que se trabaje con la documentación desde el primer momento que se crea. Nuestra misión también debe ser la difusión, dar acceso a toda la documentación, dar posibilidad a la gente que pueda ejercer sus derechos. En el ámbito de la investigación, a nivel histórico, la documentación escrita es la mejor prueba.

¿Cuales son los proyectos de futuro?

—Hay un proyecto de reforma del edificio para adaptar el espacio a las necesidades actuales del archivo ya que tiene muchas deficiencias estructurales. Se adaptará a las mejores condiciones para conservar la documentación. La capilla quedará como sala de exposiciones. También el pleno aprobó la semana pasada el nuevo reglamento del archivo que sustituye al de 1.999.