Aunque las concesionarias no saben qué pasará este verano, sí tienen claro que será un mal año.

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La crisis del coronavirus se ceba, sobre todo, con el sector turístico. Ante esta situación, las empresas concesionarias de los servicios que se ofrecen cada verano en las playas de los municipios del Llevant (hamacas, sombrillas, actividades acuáticas, etc.) solicitan que este año se les exonere del pago del canon para así poder mantener, en la medida de lo posible, la actividad.

Los empresarios creen que esta temporada «está perdida», aunque se muestran seguros de que deberán mantener las playas en buen estado. Por esta razón, también solicitan a los ayuntamientos una prórroga tácita de un año de la concesión para recuperar parte de las pérdidas que tendrán este verano.

Uno de los responsables de los concesionarios de la zona, Miquel Adrover, explica que «la incertidumbre sobre lo que pasará es enorme. Lo que sí abemos es que no tendremos las mismas condiciones que en años anteriores y que no podremos hacer frente al pago de los cánones millonarios y, a la vez, mantener los puestos de trabajo de nuestros empleados».

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Adrover indica que «la concesión del servicio se da por unos años con el objetivo de poder amortizar la inversión hecha en el material, pero este año no habrá ninguna amortización. Al contrario, tendremos pérdidas, que queremos asumir si sabemos que las podremos recuperar el próximo año».

La pega con la que se encuentran las empresas concesionarias es que no existe legislación alguna que permita estas medidas. Para que se pongan en marcha, las concesionarias de la zona del Llevant tienen previsto entregar una carta a los ayuntamientos de la comarca para que se agilicen los trámites que permitan que sus demandas sean factibles. «En principio, los ayuntamientos están receptivos y entienden la situación, pero no hay legislación al respecto ni ningún antecedente», cuenta Adrover, que añade que «en cuanto podamos empezar a dar servicio en las playas debemos saber a qué nos debemos atender».

Este concesionario, que tiene una plantilla de 60 trabajadores, considera que tanto los hoteleros como los ayuntamientos querrán tener las playas en buenas condiciones para poder atraer «al poco turismo nacional que se quiera mover. Nosotros queremos dar el servicio y somos conscientes que tendremos pérdidas por las limitaciones de aforo u otras medidas, pero se deben tomar soluciones para paliar los daños que sufrirá el sector. Con las previsiones que tenemos no podremos hacer frente al pago de los cánones, que son muy elevados a causa de la dinámica de los últimos años».