Un grave problema medioambiental. Las aguas residuales de Platges de Muro y Can Picafort se tratan de manera conjunta en la planta de Son Bosch, junto a s’Albufera. Al estar infradimensionada para el caudal que recibe, es una amenaza para el parque natural y para la bahía. | Antoni Pol

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La Conselleria de Medi Ambient ha pasado a la ofensiva en el conflicto que enfrenta, desde hace quince años, al teniente de alcalde de Santa Margalida, Joan Monjo, con la Agencia Balear de l’Aigua i la Qualitat Ambiental (Abaqua), por las discrepancias que mantienen ambas partes sobre la construcción de una nueva depuradora en Can Picafort.

El director-gerente de Abaqua, Guillem Rosselló, ha remitido a Monjo una carta en la que acusa al también concejal de Infraestructuras, Obras y Servicios de «llevar años obstruyendo la construcción de una nueva instalación» que permitiría poner fin al problema medioambiental que genera la depuradora de Son Bosc, situada junto a s’Albufera, y que resulta insuficiente para tratar las aguas que recibe de los núcleos costeros de Playa de Muro y Can Picafort.

Retahíla de incumplimientos

La misiva emitida por Abaqua el 1 de abril es la respuesta de este organismo que gestiona la mayoría de las depuradoras de Balears al documento enviado por Joan Monjo el pasado mes de diciembre, en el que acusaba a su vez a Abaqua de no realizar inversiones ni un mantenimiento adecuado de la planta de Son Bosc, situada en terrenos de Muro.

En este cruce de acusaciones, el organismo del Govern realiza un listado de los «incumplimientos» por parte del Ajuntament de Santa Margalida de «los sucesivos convenios firmados para la construcción de una nueva depuradora y un emisario en su término municipal, actuaciones que fueron aceptadas por su parte en el convenio firmado en 2005». Rosselló recalca que Santa Margalida ha incumplido también los términos de un convenio anterior, firmado en 2001, por el que debía poner a disposición los terrenos para la nueva depuradora, y se comprometía a no otorgar nuevas licencias de obra que supusieran el incremento de plazas turísticas, hasta que la futura depuradora estuviera operativa. En este sentido, ahora Abaqua solicita formalmente conocer cuántas licencias y finales de obra se han otorgado desde el convenio de 2001 hasta la actualidad «con el fin de evaluar el impacto que ha ejercido el crecimiento urbanístico sobre las infraestructuras de saneamiento existentes».

Agua no apta para el regadío

Asimismo, tanto Abaqua como Recursos Hídrics, departamentos del Govern relacionados con la gestión del agua, valoran positivamente el proyecto alternativo defendido por Monjo, que consiste en construir una depuradora con balsa para el regadío, en lugar de verter el agua al mar por un emisario. «Esta idea no es incompatible con el proyecto que está ahora sobre la mesa y declarado de interés general, pero no a corto plazo, porque las aguas residuales que llegan a la depuradora están altamente salinizadas y no son aptas para ningún tipo de cultivo, a no ser que el Ajuntament construyera también una desaladora para ello», explica la directora general de Recursos Hídrics, Joana Garau.