La polilla del tomate, más conocida como tuta absoluta llegó a España a finales de 2006, el primer caso se detectó en Castelló de la Plana. Al año siguiente se detectó el primer caso en Eivissa y en 2008 ya saltó a la luz la plaga en Mallorca. | Joan Socies

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La polilla del tomate, la tuta absoluta, vuelve a causar estragos en el campo mallorquín, en especial en la zona de la carretera de Sineu donde la mayoría de plantas están afectadas por esta plaga que se detectó por primera vez en Mallorca en 2008 y que supuso perder buena parte de los cultivos.

En estos años, la tuta ha estado presente en el campo pero de una manera más controlada. Desde el verano pasado, la plaga se ha incrementado debido principalmente a dos factores: su resistencia a los insecticidas y el cambio climático con inviernos con temperaturas suaves que no matan a la polilla. Los agricultores alertan ahora que muchas de las plantaciones de tomates en los invernaderos están perdidas y que la situación de cara al verano puede ir a peor. Así lo explica Jaume Pocoví de Unió de Pagesos que mantiene que trabajan con diferentes alternativas como el control biotecnológico (difusores de confusión sexual) así como productos ecológicos alternativos para combatir la plaga. «La situación es especialmente preocupante en las plantaciones de invernaderos donde no se rompe el ciclo y el insecto tiene un gran potencial reproductor», añade.

Una de las recomendaciones que lanzan tanto desde Unió de Pagesos como desde la dirección general de Agricultura es que, una vez terminado el ciclo de producción, los agricultores arranquen las tomateras y no esperen que se sequen para eliminar las plantas. «Una vez se ha hecho la producción deben quemarse las plantas o enterrarse, para evitar la proliferación de la polilla», recalca Andreu Joan, jefe del servicio de Agricultura de la Conselleria.

Andreu Joan participó el pasado diciembre en un encuentro internacional donde se analizaron las diferentes estrategias contra las plagas y enfermedades de la tomatera ya que la tuta afecta buena parte de la cuenca del Mediterráneo y se ha convertido en la actualidad en una de las principales amenazas para este tipo de cultivo.

Joan recuerda que las estrategias de control simples no funcionan por lo que son precisas estrategias integradas. Desde su departamento tienen en estudio seis explotaciones agrarias de la zona del Pla de Sant Jordi donde evalúan la presión de la plaga en la zona con controles químicos y biotecnológicos (confusión sexual). La producción de tomates es uno de los cultivos hortícolas más importantes de Balears con una superficie de tomateras de 366 hectáreas y una producción de más de 8.700 toneladas, según datos del Govern.