Muro ha vivido su Sant Antoni con un siempre espectacular 'correfoc'. | Pilar Pellicer

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Las Beneïdes son, sin lugar a dudas, el acto central de las fiestas de Sant Antoni 2020 en Muro. Pero la revetla cobra fuerza año tras año, y anoche unos cuarenta foguerons iluminaron una velada en la que los diablos fueron los protagonistas. Primero los Dimonis del Ajuntament abriendo la velada, y después la colla de Dimonis de sa Pedrera con su espectacular correfoc.

La fiesta había empezado ya a las nueve de la mañana con la visita de Sant Antoni y los Dimonis dels Tres Tombs a las escuelas, acompañados por los xeremiers Es Reginyol, para acercar a los más pequeños sus bailes y las tradiciones asociadas a la fiesta. Un poco antes de las ocho de la tarde dio comienzo la velada con la salida desde la Plaça del Convent de Sant Antoni y unos Dimonis dels Tres Tombs rejuvenecidos. Y es que fueron creados hace unos 15 años por el artista Kake Portas y este año las máscaras han sido restauradas.

Versos reivindicativos

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Después del recorrido oficial y después de bailar al son de los xeremiers y de la banda Unió Artística Murera delante del Ajuntament, estos dimonis municipales dieron paso a la colla más rebelde y reivindicativa, los Dimonis de sa Pedrera y su correfoc.

Pero antes de dar rienda suelta a sus diabluras, llegaron los Versots, una especie de pregón en verso que este año, aun con algunas puyas a la situación política del país y la reivindicación del origen payés de la sociedad murera, los Versots se convirtieron en un homenaje al que ha sido el tesorero de los Dimonis de sa Pedrera, Pere Man, mezclado con un ecléctico popurrí musical que arrancó con la Tonada de collir ametles en la potente voz de madò Margalida Ramis, gracias a una grabación conservada por la Fundació ACA, y continuó con música de Rosalía y de las Festes de La Patum, «la madre de todas las fiestas populares», explicaron los organizadores.

Un correfoc ‘bestial’

Este año fueron un centenar los participantes en este espectáculo, entre batucadas, dimonis y las bestias de fuego de cada colla. Los Dimonis de sa Pedrera sacaron a su temible Cucafera; los Escarrufaverros de Campanet llevaron consigo es Cabrot y la colla Realment Cremats, de Es Secar de la Real estrenaron la Òliba de la Real, llenando de chispas, humo y diversión la plaza de Muro, hasta «quemar» la iglesia con una cortina de pirotecnia muy lograda, para júbilo del numeroso público.