Margalida Rosselló es la portavoz de la Plataforma Antiautopista. | Joan Socies

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Margalida Rosselló (Felanitx, 1959) tiene en su currículum haberse convertido en la consellera de Medi Ambient del Pacte de Progrés (1999-2003). Rosselló fue, a principios de los años noventa, fundadora e impulsora de Els Verds de Mallorca. Actualmente es profesora en un instituto. Ahora, veinte años después de aquella aventura política, sigue luchando por la Mallorca que cree que debemos legar a las futuras generaciones. Y lo hace como portavoz de la renacida Plataforma Antiautopista que reclama la paralización de las obras de la autopista entre Llucmajor y Campos.

Veinte años después han vuelto a sacar las pancartas...
—La Plataforma surgió en el año 97 ante dos hechos muy concretos e importantes. La aprobación del plan de carreteras y la firma del convenio de carreteras con el Ministerio de Fomento. Y con ello la creación de una autopista del Migjorn-Llevant, entre Palma y Manacor pasando por Llucmajor, Campos y Felanitx. Allí surgió la Plataforma y en el 1999 pudimos guardar las pancartas con la idea que ya nunca se llevaría a cabo. Era un proyecto anulado y finalizado. Después en el 2001 tras el traspaso de las competencias al Consell esta administración ha mantenido los mismos proyectos o muy similares a los del 97-98. Y sobretodo se ha mantenido la misma política de movilidad basada en grandes infraestructuras. Las Balears somos la comunidad con más carreteras y más de 200 kilómetros de grandes vías superando la media europea.

¿La vía de Llucmajor a Campos se trata de un desdoblamiento o una autopista?
—Siempre le hemos dicho autopista y así lo diremos siempre. Lo de desdoblamiento es una palabra que quiere camuflar la realidad. Quien aprueba definitivamente esta autopista fue el pacto de izquierdas y nosotros no sacamos las pancartas por sacarlas. A las alturas del año 2018 volver a hablar de grandes infraestructuras para solventar los problemas de movilidad nos pareció un desastre en todos los sentidos. Y más allá de las pancartas aportamos argumentos.

Pero el gobierno del Consell, liderado por Ensenyat, vendió que se reducía el proyecto. ¿Cómo vivieron aquellos momentos?
—Para empezar la aprobación definitiva ya no se hizo ni siquiera por pleno, fue en una comisión. No se le quería dar demasiada importancia. No se sometió a exposición pública por tanto no existía una modificación sustancial del proyecto que había realizado el PP. No lo decimos nosotros lo dicen los hechos. No entendemos como dieron el visto bueno a una destrucción gratuita del territorio. Todos los partidos querían esta infraestructura y que pasará desapercibida. No entendemos como podemos funcionar con un modelo de movilidad de hace 30 o 40 años. Todos los estudios avalan que existe una saturación clara, somos la comunidad con más coches por habitante. Y solo se hace política para las personas con coche. Hay un 38 % de habitantes sin vehículo. La solución es apostar por el transporte público.

En la Part Forana, y especialmente en el Llevant, se rasgan las vestiduras al ver como la apuesta por el transporte público pasa por acercar el metro al Parc Bit...
—No existe una política clara del Govern ni del Consell. El Consell se ocupa de la gestión de carreteras y el Govern del Consorci de Transports y ello crea cierta dicotomía como que el reciente plan de movilidad no incluye las carreteras. Ello significa que no tienen claro lo que es una política de movilidad, donde todo se integra. Y, con respeto al comentario, tenemos todo el Migjorn que es un desierto y la zona del Llevant abandonada, por ello en vez de ampliar al Parc Bit para 16.000 personas se debería apostar por estas zonas. Y además la llegada del tren, como se ha visto en Manacor, supone cohesión territorial.

La autopista a Campos ha supuesto la ruptura entre ecologismo social y político. ¿Habrá reconciliación?
—Creo que todos hacemos política, es hacer vida social es mejorar la vida. En este caso creo que el problema es de los partidos. Ellos deberían ver las políticas que hacen para dar respuesta a las necesidades del momento que vivimos, especialmente a la saturación urbanística y de turismo. Que se aclaren ellos y no den palabras vacías. La sociedad debe hacer su trabajo y los ecologistas estaremos aquí luchando. Nos sentimos menospreciados por parte de la presidenta Armengol, no nos ha recibido nunca y en cierta manera por el gobierno actual del Consell.