La entidad ecologista considera que la esencia del impuesto de turismo sostenible (ITS) «sería acometer inversiones» como esta, que redundan de manera inmediata en el beneficio de toda la ciudadanía, enriquecen nuestro patrimonio natural y lo preservan de posibles operaciones especulativas, como sería su compra por una sociedad mercantil.
Así, señalan que «habría que preguntar a la ciudadanía qué proyecto considera más acorde con el espíritu del ITS la incorporación al patrimonio común de «una finca virgen de valores ambientales incuestionables» o la ampliación del metro de Palma hasta el Parc Bit, una actuación que consideran «cuestionable en términos de movilidad sostenible».
Por otro lado, incluso a pesar de las restricciones de carácter ambiental y paisajístico que pesan sobre la finca, Amics de la Terra también pone de manifiesto que «11 millones de euros, la cantidad que estaba en juego», supone menos del 30 por ciento de lo que cuesta la ampliación de la carretera entre Llucmajor y Campos.
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