La crisis y el relevo generacional también han afectado al sector pesquero. | Redacción Part Forana

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La reducción de la flota pesquera de Mallorca es una constante. En tan solo cinco años han dejado de faenar 20 embarcaciones de artes menores y otras cinco de arrastre. Los datos, publicados ahora por la Conselleria de Agricultura i Pesca, corresponden al años pasado y muestran que si bien durante los años de crisis económica la flota se redujo de forma considerable, en estos últimos cinco años los descensos han sido menores pero constantes. Así, por ejemplo, en 2017 había 130 embarcaciones de artes menores en Mallorca, mientas que en 2018 la cifra era de 125.

Pese a ello, el sector pesquero profesional asegura que este decrecimiento no ha afectado a la producción pesquera ni a la facturación. «Las capturas anuales se sitúan en torno a las 3.000 toneladas y un valor de producción de 20,9 millones de euros, muy similares para no decir idénticos a los resultados que se obtuvieron en 2017», explica el secretario de la Federació Balear de Confraries de Pescadors, Antoni Garau.

El secretario de la Federación reconoce que han sido diversos los motivos que han propiciado la reducción de la flota pesquera profesional, desde falta de relevo generacional, a cambios de puertos bases y «sobretodo la paralización definitiva de embarcaciones a partir de ayudas europeas que pretendían reducir el esfuerzo pesquero en el conjunto del Mediterráneo europeo», añade.

Según los datos de las últimas estadísticas del Govern, en Mallorca faenan 125 embarcaciones de artes menores, de las cuales 30 están en el puerto de Alcúdia; 6 en Andratx; 10 en Cala Rajada; 20 en la Colonia de Sant Jordi; 11 en Pollença; 9 en Portocolom; 8 en Porto Cristo; 8 más en Santanyí y 5 en Sóller. En Palma faenan 18. La realidad de las barcas de arrastre, más conocidas como ‘barques de bou’, es mucho menor con 23 embarcaciones en el conjunto de la Isla.

Crisis

Desde el sector recalcan que la reducción de las flotas es una «tónica general» en todo el Mediterráneo. Así, por ejemplo, la floto de arrastre en el conjunto del Estado ha pasado de 900 a 600 embarcaciones. «No entendemos esta reducción como una decadencia, sino más bien como una adaptación a la situación de los recursos pesqueros (...) la gran competencia de productos globalizados que se venden a precios más bajos y sobretodo a los cuantiosos recursos que ha dedicado la Comunidad Europea a financiar el desballestamiento de embarcaciones», recalca Garau.

Entre los retos de futuro del sector la Isla está el de mantener la actual censo de embarcaciones para asegurar la venta de pescado local y también trabajar para mejorar el acceso de los productos de pescado y marisco fresco en los mercados en base a su diferenciación y promoción.