Cala Deià presenta un color verde que difiere de las aguas cristalinas de la mayoría de las calas y playas de la Isla. | Teresa Ayuga

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Desde hace dos semanas, Cala Deià presenta un agua verdosa que desprende mal olor. Se trata de un problema común en los últimos años y que, al parecer, tiene solución. A raíz de esta situación, el Ajuntament encargó unos análisis para ver cuál era la calidad del agua. Los resultados son correctos y demuestran que se está muy por debajo de los límites legales permitidos en cuanto a bacterias. Por lo tanto, el agua es apta para bañarse.
Aún así, el olor y el color verdoso permanecen y eso todavía preocupa. Varios estudiantes están sacando muestras para realizar su tesis doctoral, que ayudará al Ajuntament a saber cuales son los problemas principales. De momento se sabe que son tres los principales factores: la presión humana, el aumento de las temperaturas y el vertido de agua dulce. Este agua proviene de la depuradora, que se encuentra en la misma valle de la cala. Esta circunstancia geográfica hace que se produzcan filtraciones de agua dulce. La presencia de algas también contribuye a que el agua adopte el color y olor que presenta.
Para intentar solventar de una vez dicho problema, desde el Ajuntament se planea llevar a cabo un proyecto de canalización para recuperar el agua depurada para evitar que termine en el mar y se pueda usar para regar. Esta medida conllevaría tres consecuencias. La primera de ellas sería la liquidación o disminución de la eutrofización, que es la acumulación de residuos y algas; que a su vez se traducen en el color verdoso y mal olor del agua. En segundo lugar, se eliminaría la fuerza erosionadora de la corriente de agua que sale del varadero. Y por último, se reduciría el consumo de agua potable, aprovechando la depurada para otras actividades como el riego, por ejemplo.
Previsiones
La canalización llevará un tiempo y seguramente no esté lista para este verano, y posiblemente tampoco para el próximo. El alcalde del municipio, Lluis Apesteguia (Agrupació DEIA), asegura que «se trata de un problema que vuelve cada año. En algún momento del verano el agua se vuelve verde y desprende mal olor». Esta situación se repite desde hace décadas y Lluís Apesteguia asegura que ya desde la oposición reclamaban medidas. Ahora que Apesteguia ejerce de alcalde, declara que «lanzaremos un proyecto para crear un depósito municipal en el que se pueda almacenar el agua depurada. A partir de ahí construir una serie de redes municipales para poder canalizar el agua». Sin duda el situación se debe solucionar porque, así como afirma Lluís Apesteguia, « el problema no afecta mucho a la calidad del agua, pero si a su imagen y la de la Isla».