El futuro hotel ocuparía la parte más exterior del antiguo cenobio religioso, la que ahora se ve semiderruida, sin tejado y con una planta menos. Tiene vistas hacia los campos de la comarca y se comunica internamente con el resto del conjunto a través del claustro. | Lola Olmo

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El antiguo convento de las monjas franciscanas de Lloret podría convertirse en un selecto hotel de interior, al estilo de los paradores nacionales, de prosperar los planes del Ajuntament de Lloret que tiene en proyecto recuperar la volumetría original del conjunto arquitectónico del convento y destinar una parte a su explotación turística.

El futuro hotel tendría un numero muy reducido de habitaciones dadas las limitadas dimensiones del antiguo convento de monjas, que ocupaba una ala del conjunto arquitectónico del convento de los dominicos. Para ello hace falta recuperar la volumetría originaria del edificio conventual, un proyecto al que se destinarán dos subvenciones de 696.000 euros y de 336.000 euros otorgadas de la Bolsa de Alojamientos Turísticos.

Además, el proyecto incluye un restaurante situado en el antiguo refectorio. La idea de convertir esta parte del convento en explotación hotelera responde a una necesidad de financiación para mantener el conjunto de edificios anexos que el Ajuntament ha ido incorporando a su patrimonio.

«Una vez realizados estos proyectos, necesitamos una fuente de ingresos para poder mantener un monumento de esta envergadura y dinamizarlo con actividades», explica el alcalde de Lloret, Antoni Bennàssar, quien admite que ya se han realizado gestiones con Paradores Nacionales, pero el reducido número de habitaciones que salen lo hace inviable para un parador.

«Aún así lo queremos ofrecer a la inversión privada para que hagan un hotel y un restaurante emblemático que, por una parte atraiga turismo hasta Lloret, y por otra, genere recursos».

El convento de los dominicos de Lloret es un majestuoso edificio de piedra, con algunas partes en ruinas, otras en uso para actividades culturales y otras pendientes de reforma.

Tras la desamortización de Mendizábal, el convento se fue segregando en distintos caserones que se vendieron a particulares.

A principios de legislatura, el Ajuntament de Lloret compró con recursos propios la casa de Cas Bolero, que costó 99.000 euros y hoy acoge una sala de exposiciones. A principios de 2019 y con una ayuda del Consell de Mallorca, adquirió por 230.000 euros la única propiedad que quedaba por incorporar al patrimonio municipal, el casal de Ca na Fustera, anexo al Consistorio y que se conectará horizontalmente con cada una de las planta de la casa consistorial para ampliar las dependencias municipales y a su vez, conectarlas con otro de los módulos que dispone de ascensor, mejorando la accesibilidad. Este proyecto cuenta con otra subvención del Consell de 240.000 euros.

Por último, del convento se abrirán antiguos portales tapiados, de modo que todo el conjunto vuelva a estar conectado por el claustro.