Todas las capturas deben ir identificadas con una etiqueta amarilla como distintivo de que es producto local. | J. J. Monerri

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La pesca de la langosta constituye para el sector una de las capturas de temporada más importantes para la flota de artes menores de Baleares. El pasado mes de abril se inició la campaña de pesca de langosta roja, que se alargará hasta el 31 de agosto, y todo apunta que obtendrá buenas capturas. De momento, según señalan desde la Federació Balear de Confraries de Pescadors, las capturas del pasado mes de abril llegaron a los 1.700 kilos, lo que supone 300 kilos más de langosta roja que en el mismo periodo del año pasado.

Cabe señalar que si bien la campaña arrancó en abril, muchos de los pescadores de artes menores no han empezado todavía a faenar con langosta ya que todavía se dedican a la pesca del jonquillo o la sepia. Entre los próximos días y principios de junio será cuando las embarcaciones «se vayan incorporando progresivamente a esta actividad», añaden desde la Federació.

Precisamente es durante los meses de verano cuando hay más capturas ya que también se incrementa considerablemente la demanda, asociada a la actividad turística del archipiélago. En total, unas 90 embarcaciones faenarán en Mallorca este año en el conjunto del mar balear. Sobre su localización, el canal de Menorca es una de las zonas más concurridas, aunque el director general de Pesca del Govern, Joan Mercant, asegura que alrededor de todas las islas se puede encontrar el apreciado crustáceo. La normativa regula que cada ejemplar de langosta debe tener una talla mínima de 90 centímetros de cefalotórax. Precisamente la talla reglamentaria y el perfecto estado del crustáceo en el momento de capturarse son los requisitos que fija el Govern para poder ser comercializado.

El pasado mes de julio la Conselleria de Medi Ambient, Agricultura i Pesca fijó, a través de un real decreto, que todas las capturas de langosta roja debían ser etiquetadas con un distintivo amarillo. Aunque la pasada campaña se consideró como periodo de ‘prueba’ o ‘adaptación’, este año es de obligado cumplimiento para todo el sector.

El distintivo amarillo es universal en todo el conjunto de Baleares y sirve para que el consumidor, al ver la etiqueta amarilla, sepa que el producto procede de Baleares. Además de la langosta, en Mallorca también se etiquetan otras cinco especies de peces como el caproig, el dentol o el gall de Sant Pere. La diferenciación con un producto importando es una demanda del sector.

Producto fresco

El director general de Pesca del Govern, Joan Mercant, destacó este miércoles que la obligatoriedad que tienen las embarcaciones de poner una etiqueta amarilla a cada ejemplar de langosta capturada es una apuesta para poner en valor los productos del mar de proximidad. Con esta simple distinción, el consumidor puede asociar directamente que la langosta ha sido capturada en aguas de Baleares. El año pasado, el Govern fijó por decreto la obligatoriedad del etiquetaje aunque no ha sido hasta este año cuando los inspectores realmente velarán para que se cumpla. Los pescadores etiquetan directamente el producto a su llegada al muelle, tanto si luego la langosta va a la venta en lonja, como si se almacena o se destina para venta directa.