Descendientes de Sebastià Molinas y autoridades, junto al retrato del nuevo hijo ilustre de Sencelles. | Antoni Pol - Antoni Pol

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La huella de la familia Molinas perdura en Sencelles. Documentada ya en el siglo XV, a partir de 1820 se estableció en el pueblo y varios de sus miembros ocuparon destacadas posiciones en los ámbitos eclesiástico, del Derecho y la medicina, así como por su participación activa en la vida social.

Entre los benefactores de Can Molinas destacó Sebastià Josep Molinas i Amengual (1849 - 1917), quien este martes fue declarado hijo ilustre de Sencelles por el Consistorio, en un acto celebrado en presencia de sus descendientes con motivo de Santa Àgueda, patrona de Sencelles.

Entre ellos estaba su sobrina nieta Joana Morell Molinas que, aunque no le conoció, mostraba su orgullo por este reconocimiento. Algunas de las obras que se recordaron ante el retrato de Sebastià Molinas fueron la cruz de la Era d’en Pelat, la donación de Can Garrover y de la figura de Santa Àgueda que cada año preside el altar, entre otros elementos que se fueron incorporando a la capilla dedicada a la santa.

Casi un siglo, en concreto 95 años, separan a la sencellera más mayor de la más jovencita a día de hoy. Como es costumbre, el día de la patrona Sencelles rindió homenaje a sus vecinas de mayor y de menor edad. Antònia Mateu Ramis, de Cas Murer y nacida en 1923, es la vecina mayor este año, aunque este martes estuvo representada por su hijo Miquel por sus problemas de movilidad.

Quien sí estuvo fue la pequeña Anna Valeije, una tranquila bebé de dos semanas, acompañada de sus padres, Juan y Juana, y su hermano, Xavier.