Las múltiples deficiencias del edificio que acogía la residencia Miquel Mir han provocado que se hayan tenido que trasladar usuarios y personal para poder ejecutar las obras. | Antoni Pol

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El personal de la residencia y del centro de día de la ya antigua residencia municipal Miquel Mir de Inca no está contento con el traspaso del servicio al Consell de Mallorca. Así lo ha manifestado después de que los residentes y el personal de la residencia hayan sido trasladados a un módulo de la Llar d’Ancians de Palma y los usuarios del centro de día hayan sido derivados a la residencia privada de Crist Rei. En este último caso, los trabajadores han sido separados de los usuarios.

Según algunos afectados, «ni el Ajuntament ni el Consell han cumplido las promesas que se hicieron antes de firmar el traspaso de competencias. Dijeron que todos los residentes estarían en el mismo módulo de la Llar d’Ancians, cosa que no ha sucedido, y que los usuarios del centro de día serían trasladados a un local habilitado junto a las cuidadoras. Otra mentira». Además, añaden que «no se han respetado las condiciones laborales, porque se han modificado horarios y se ha cambiado el lugar de trabajo, cuando dijeron que en el caso del centro de día eso no ocurriría».

Las críticas van dirigidas al Institut Municipal d’Afers Socials (IMAS), órgano que depende del Consell, y al Ajuntament d’Inca, «porque ha consentido que Inca se quede sin el servicio de residencia municipal», dicen.

El vicepresidente del IMAS, Javier de Juan, respondió a las críticas, que tildó de «injustas».
De Juan recordó que el edificio que acogía la residencia Miquel Mir presenta graves deficiencias. «Si el Consell no hubiera absorbido el servicio para ejecutar las obras, la residencia habría tenido que cerrar sus puertas».

Durante la negociación del traspaso del servicio, «el Consell decidió también absorber a los más de 30 trabajadores de la Miquel Mir y para ello tuvimos que cambiar incluso una ley. Se hizo un gran esfuerzo para salvar los puestos de trabajo, pero nos hemos encontrado con que algunos empleados no están de acuerdo con los cambios laborales, por lo que ahora negociaremos con ellos y, con el tiempo, se les equiparará con el resto de empleados del Consell». Cuando hayan finalizado las obras, podrán volver a Inca.

El vicepresidente del IMAS añadió que «era muy complicado que continuaran con sus horarios porque se han incorporado a los servicios del Consell y a su organización.

Sabemos que los procesos de cambio afectan, pero eran más que necesarios para poder realizar la reforma». Las obras necesarias tendraán un coste de unos 4 millones de euros.

Sobre la separación de residentes en la Llar d’Ancians, De Juan dijo que «algunos perfiles están en otras habitaciones por una cuestión de organización». Sobre el centro de día, indicó que «los usuarios han sido trasladados a un centro privado, por lo que no podemos colocar a nuestro personal, que ha sido destinado a otros centros del Consell».