No faltó ocasión para refrescarse en una fiesta cada vez más participativa. | N.López

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A pesar que este año la Festa de la Garrova Estrucada de Llucmajor empezó con lluvia, no deslució ni un ápice una de las más tradicionales y divertidas celebraciones del municipio en la que el agua y las algarrobas son las protagonistas. El Ajuntament de Llucmajor puso a disposición de los cientos de jóvenes participantes alrededor de 1.500 kilos de garrova estrucada para la batalla campal, que como cada año tuvo lugar en la plaza de Rufino Carpena. Antes, representantes de los Quintos del 98 llevaron a cabo el pregón en el catafalco de la plaça d’Espanya por el pagès y la pagesa, los cuales este año, compartiendo protagonismo con otros Quintos, al acabar el manifiesto, cerraron el divertido acto con un chupinazo, una salva de petardos y descorcharon varias botellas de cava duchando al numerosísimo público presente. Muchos fueron los que se presentaron en la Plaça d’Espanya ataviados para la ocasión y preparados para el zafarrancho de combate que se avecinaba.

Abastecidos con pistolas de agua, cubos, garrafas, manguitos y flotadores, las tropas, encabezadas por el carricoche tirado de un poni donde iba la pagesa y por la xaranga Pocket, que ponía música a la ofensiva, se desplazaron todos, pasando por las diferentes calles del pueblo, hacia la plaza de Rufino Carpena. Allí, con la música de DJ Pil.M8, se inició el asalto final.

Cabe señalar que la Festa de la Garrova Estrucada es una de las más participativas del municipio.