Aspecto que ofrece en la actualidad la plaza de Cabrit i Bassa, el centro de la antigua alquería de Oloron. | Antoni Pol

TW
8

La asociación Al Rum, el Ajuntament d'Alaró y el Consell de Mallorca efectuarán próximamente dos sondeos arqueológicos en dos puntos distintos de la plaza Cabrit i Bassa con el objetivo de «buscar el origen del núcleo de Alaró», en palabras del arqueólogo responsable de la intervención, Biel Llodrà.

La iniciativa sale de la asociación Al Rum, que al saber que el Consistorio iba a levantar el suelo de dicha plaza con motivo de unas obras para embellecerla planteó la posibilidad de realizar las catas. El Ajuntament dio el visto bueno a la iniciativa y a su turno solicitó al Consell de Mallorca que colaborara.

La plaza de la barriada de Los Damunts, en lo alto del pueblo, es tenida por un enclave estratégico desde el punto de vista patrimonial por los historiadores. La documentación histórica disponible la identifica como la plaza de Oloron, una de las antiguas alquerías islámicas (la más importante de ellas) que dieron lugar a la villa de Alaró.

Esta plaza es también aquella donde, según la memoria popular, los fieles vasallos del rey Jaume II de Mallorca Guillem Bassa y Guillem Cabrit fueron martirizados (asados a la brasa). Se debe insistir en qué a pesar de que la existencia de Cabrit i Bassa se ha demostrado documentalmente, así como que fueron ejecutados, no está probado que fueran martirizados, y aun menos que ocurriera en la plaza de los Damunts. No obstante, «sí es posible» –señala Llodrà– que se hallen restos de una antigua capilla del siglo XVII, hoy desaparecida, dedicada a los dos santos apócrifos.

«Oportunidad única»

La investigación arqueológica no se centra pues en Cabrit i Bassa sino «en el origen de Alaró», indica Llodrà. El arqueólogo explica que su idea es, mediante los dos sondeos, alcanzar la roca madre para conocer qué civilización fue la primera en asentarse en este lugar. Como mínimo los andalusíes, pero quizás también civilizaciones anteriores. La reforma y la sustitución del suelo de la plaza «es una oportunidad única e irrepetible» para conocer mejor la historia local, insiste Llodrà.