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El baile de las Àguiles de Pollença es uno de los más singulares que se conservan en Mallorca. Con reminiscencias medievales, cada domingo después del Corpus se repite este rito ancestral que requiere la implicación de todo un pueblo.

Desde el lunes un grupo de bordadoras y voluntarias dirigido por Aina Cifre y Magdalena Vilanova trabaja contrarreloj para coser una a una las joyas que vestirán las capas de las Àguiles, capas que por cierto se han renovado este año. Las joyas son reliquias de otras épocas que las familias de Pollença ceden año a año para cumplir con la tradición.

El procedimiento está cuidadosamente medido y posiblemente la rigurosidad con la que se repite cada año en las dependencias de Caixa Colonya de Pollença, protegido por un guarda de seguridad, ha sido la clave de la supervivencia de este rito.

Cada joya va marcada con hilos de colores (una combinación diferente para cada familia) con el claro objetivo de evitar confusiones o pérdidas durante el proceso de ornamentación de las capas. No se recuerda en la historia de las Àguiles que se haya perdido ni una sola joya.

Acabada la recolección comienza el marcaje de las joyas, depositadas en una caja de seguridad de Caixa Colonya, entidad que colabora asiduamente desde el año 2001. Las joyas solo salen del banco el domingo, bajo vigilancia, para que las protagonistas las luzcan durante el oficio y la procesión.

Catalina Crespí y Núria Vallori son las Àguiles de este año, elegidas por sorteo una semana después de Pascua, tal y como manda la tradición. Toni Carbonell será Joan Pelós. Estrenarán capas y vestido. No es la única novedad de este año. Las Àguiles protagonizan el cupón que la ONCE sortea este jueves.