Sere Salord. | Assumpta Bassa

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Vilafranca ha estado en el centro de la polémica desde el pasado fin de semana. Un pleno extraordinario en el que se debatía la colocación de césped en el campo de fútbol acabó con una fuerte discusión en la que el alcalde, Montserrat Rosselló (PxP), llamó ‘poc home’ al regidor de MÉS Sere Salord. Las redes sociales se han llenado de mensajes en defensa del regidor. «No tengo porque volver a vivir cosas ya superadas», comenta.

—¿Sintió que el alcalde con las palabras ‘poc home’ aludía a su condición sexual?
—Estas palabras me hicieron mucho daño, me sentí fatal. Es muy triste tener que aludir a la homosexualidad cuando lo único que yo pedía era respeto a la diversidad ideológica del pueblo. Este ha sido mi único pecado. Creo que no tenía derecho, me insultó. Durante años lo pasé muy mal por mi condición sexual y un día decidí que no tendría más miedo. Me da igual a lo que se refirieran sus palabras, o cual era su intención, yo me sentí mal, me causaron daño y así se lo hice saber. No consentiré que se me falte nunca más al respeto. Mi gran maestra ha sido la homosexualidad, me ha enseñado a ser fuerte, honesto y a dejar de ser cobarde.

—¿Va a denunciar los hechos?
—Todavía no lo se. Tengo una gran contradicción. Mi conciencia dice que debo interponer una denuncia pero, por otra parte, mi corazón se resiste. El alcalde se lo merece, pero pensar en su entorno y en su familia es lo que me para. Lo que quiero que muy quede claro es que nunca he buscado esta situación, ha trascendido a través de los medios y nunca he utilizado a nadie. De hecho a través de las redes he pedido también respeto para el alcalde.

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—¿Espera sus disculpas?
—Sí. Es más, necesito que me pida perdón para encontrar la paz. Me hizo mucho daño y cuando uno se equivoca tiene que disculparse. Rosselló no es mi enemigo. Si me llamara para ir a hacer un café y pedir perdón iría corriendo. Si se disculpa tiene mi perdón. Otra cosa es que vaya a pedir responsabilidades como representante público.

—Es su primera legislatura en política, ¿merece la pena todo esto?
—Tras el pleno me fui a casa y pensé dejar la política, pero a la mañana siguiente lo tenía muy claro: voy a estar tres años más. Entré en política porque pensé que a través de ella se podían cuidar cosas que yo apreciaba como la lengua o la cultura. MÉS es el reflejo de lo que yo siento.

—¿De joven ya le interesaba la política?
—Fui militante de Nuevas Generaciones. Mi familia era conservadora y de derechas y crecí con esta ideología. Hasta los 20 años no me permití ser quien era en realidad. A través de un psicólogo descubrí la naturalidad de la homosexualidad. Con el tiempo me he sentido identificado con la izquierda. No entendía que la derecha no diera apoyo al matrimonio homosexual, que separara el catalán del mallorquín, que hicieran un uso inapropiado de la cultura. Crecí con una familia conservadora. Por Navidad nos sentábamos gente de diferentes ideologías pero no se faltó nunca a nadie al respecto.

—¿Cómo afronta el próximo pleno?
—Con fuerza pero con nervios.