El canto de las perdices volvió a la plaza Major, para que la muestra, que dio origen a la feria, vuelva a ocupar un espacio destacado. Los visitantes se acercaron hasta el pueblo en el que los escolares también aprovecharon para vender comida para el viaje de estudios. | Joan Socies

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Poco imaginaban los cuatro jóvenes aficionados a la caza de la perdiz con reclamo que aquella muestra organizada en 1979, y que el año siguiente se convirtió le añadió la feria, sería hoy en día una de las ferias y muestras más emblemáticas del calendario festivo de la Isla.

Y es que, este domingo y durante todo el fin de semana, las calles del pueblo se han llenado de visitantes para pasear, disfrutar y conocer la oferta empresarial, artesanal, gastronómica e incluso lúdica del municipio.

La celebración del concurso de perdices volvió a celebrarse en la Plaça Major, esta vez ante la casa consistorial, recobrando así su protagonismo después de unos años ubicado en el Dau.