Una cuadrilla vaquera, ayer, entre los participantes del desfile del Vermar. | Elena Ballestero - curro viera

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Diversión sobre ruedas, pero sin desmadres. Binissalem celebró el sábado por la tarde su tradicional Desfilada de Carrosses del Vermar. Desde el 2012, el Ajuntament trata de imponer el sentido común y establece la obligación de ingresar un depósito de 50 euros para evitar que la celebración se convierta en una fiesta de barra libre en la que todo vale.

La normativa prohíbe expresamente que se realicen carrozas cuya temática sea de bares o discotecas con barras «que estropean nuestra fiesta y cultura» y exige «que la música que suene durante el desfile esté en consonancia con el espíritu tradicional de la fiesta».

Esa es la teoría, la práctica es otra cuestión. Hay quien prefiere invertir los cincuenta euros del depósito en garantizar la fiesta aunque eso suponga perder toda opción al premio.

En el desfile del sábado se inscribieron un total de 74 carrozas que optaban a premios de entre 100 y 700 euros en tres categorías diferenciadas: premio tradicional, premio original y premio infantil. El premio tradicional es el más suculento y requiere ser fiel al estilo de otra época y a la obligada temática del vino. El desfile de carrozas del Vermar partió pasadas las 17.00 horas de la Plaça del Rasquell en medio de un gran ambiente festivo que abre boca de cara a la celebración hoy de la Festa del Vermar a partir de las 10.30 horas.