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La romería en honor a Sant Marçal, patrón de Marratxí, abogado del dolor y de tot mal, congregó este martes a menos gente que en años anteriores. No obstante, el templo engalanado con las tradicionales hortensias se llenó, sin apreturas, para la misa, que presidió con homilía el antiguo párroco, Gabriel Ferrer.

A la misma asistió la Corporación, encabezada por el alcalde Joan Francesc Cañellas. El coro parroquial se encargó de la parte musical y una pareja danzó l'oferta antes del ofertorio.

Llegados a este punto de la misa, los fieles se acercaron a venerar la reliquia del santo y recibir la estampa con su figura.

Acabada la misa, los asistentes aprovecharon para visitar los puestos de cerámica, siurells y barro cocido, manufacturados por artesanos de la localidad.

Otros, se acercaron a los puestos de flores, donde no faltaron las macetas de albahaca, manteniendo así la tradición de esta romería.

No faltó el baile de los pequeños cabezudos los dos típicos gigantes siurells, que danzaron acompañados a los sones de xeremiers.