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Un año más, los pueblos del Pla de Mallorca amanecieron con alguna inocentada de los quintos de turno de cada localidad. Paja, pintadas, daños en el mobiliario urbano y poca crítica a la política local fue la tónica dominante en todos los pueblos.

En Montuïri, los nombres pintados en la calle –tradición reciente– y una camiseta verde reivindicativa de la educación fue lo que los vecinos pudieron presenciar a primera hora de la mañana. En Sant Joan, a las ocho de la mañana, la brigada ya quitaba algunas pequeñas palmeras que los quintos habían cambiado de ubicación. Del Ajuntament se llevaron las banderas.

En Petra, la escultura de Juníper Serra sigue siendo el eje de las inocentadas. Allí se criticó la falta de agua de las fuentes de la plaza que fue sustituida por la paja de los quintos. En Lloret, al cierre de la puerta de la Casa Consistorial con ladrillos hay que añadirle otras pequeñas inocentadas. En Sineu, alguna calle apareció también con paja y alguna pintada; nada grave. En Inca, ciudad con escasa tradición de inocentadas, sí hubo reivindicación: alguien dejó estiércol frente a la sede del PP con un cartel que ponía: «Així teniu el poble».