Los Cossiers, interpretando una de sus tradicionales danzas. | l.g.

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En una nubosa mañana y con el cielo tapado del mismo color blanco que los trajes de los Cossiers la placeta de la iglesia se volvió a llenar de vecinos y visitantes que se acercaron hasta Algaida para ver estas danzas en la celebración de la festividad de Sant Jaume.

Los Cossiers interpretaron primero el baile de l’Oferta en el interior de la parroquia y después ofrecieron una muestra de sus diferentes bailes en la placeta de la iglesia, Mestre Joan, Els Reis, Obriu-mos, Mergansó o el apoteósico final con la Titoieta que sirve para dar muerte al Dimoni. Éste, que tiene prohibida la entrada al interior de la iglesia, utiliza su barrota para ampliar el círculo y mantener animados a los espectadores, con la que asusta a más de un niño.

Con sus trajes blancos salpicados de colores las danzas de los cossiers volvieron a llenar la placeta de la iglesia de ritmo y alegría al son del flabiol i tamborino. Un espectáculo recuperado hace 41 años y que se cree que antiguamente era un homenaje a las divinidades agrícolas para obtener su favor y agradecerles la cosecha.

El acto contó con la presencia de las autoridades locales y de la presidenta del Consell, Maria Salom, que quisieron participar de una tradición arraigada en la Isla y que año tras año atrae a cientos de personas.