El encuentro comenzó con una plegaria en la iglesia de Can Picafort. | Antoni Pol

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Una veintena de rectores y responsables de parroquias e iglesias ubicadas en zonas turísticas se reunieron ayer en Can Picafort con el propósito de cerrar la preparación de la «acogida» religiosa que la Iglesia mallorquina brindará a los turistas que este verano pasarán sus vacaciones en la Isla. Se trata de «intercambiar impresiones y remarcar aquello que nos preocupa, transmitir un mensaje de acogida», según explicó Joan Bestard, delegado diocesano de la pastoral de turismo.

Entre las medidas que se han adoptado está la de editar las lecturas y el salmo responsorial, además de un mensaje de bienvenida en lenguas extranjeras (italiano, francés, alemán, polaco, holandés e inglés) o la celebración de misas en otros idiomas.

La Iglesia mallorquina cede también a otras confesiones sus templos, como la iglesia del Port de Pollença, donde los anglicanos celebran una misa a la semana.