ALCUDIA - PLANTA DEPURADORA DE ALCUDIA. | Efe

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Alcúdia espera desde hace casi cuatro años que comiencen las obras de ampliación de su planta depuradora. Las obras, licitadas y adjudicadas la legislatura pasada por un importe de 4,5 millones de euros contemplan ampliar la capacidad de la planta hasta 21.650 metros cúbicos diarios, lo que equivale al tratamiento de las aguas residuales de cerca de 100.000 personas.

¿Cómo puede ser que unas obras presupuestadas, licitadas y adjudicadas en 2010 no hayan comenzado cuatro años después? Equipo de gobierno (PP-Carme García) y oposición (Pi-PSOE), trataron de dar ayer respuesta a esta cuestión durante el transcurso del último pleno ordinario de Alcúdia en el que el portavoz del Pi, Miquel Llompart, reprochó que el Govern balear de luz verde a la remodelación de depuradoras de otros municipios mientras Alcúdia aún espera.

El regidor de la Empresa Municipal de Servicios de Alcúdia (EMSA), Joan González, informa de que «el proyecto inicial no era correcto, contemplaba invertir 4 millones de euros para hacer una ampliación que no hubiera funcionado, así lo dicen los informes. El proyecto inicial no tenía siquiera proyecto de electricidad y eso obligó a rehacerlo. Intentamos modificarlo pero el modificado superaba el 20 por ciento del coste del proyecto inicial por lo que legalmente no se podía hacer y optamos muy a nuestro pesar por parar y comenzar todo el proceso de nuevo porque hacer otra cosa habría supuesto tirar el dinero».

Equipo de gobierno y oposición coinciden en la necesidad urgente de ampliar la planta depuradora para un municipio como Alcúdia que tiene como principal motor económico la industria turística.

Alcúdia había sido durante años un municipio puntero en lo que a tratamiento y reutilización de aguas se refiere. En 2010 el Ajuntament afrontó con fondos del Plan E un ambicioso proyecto para reutilizar las aguas depuradas en la planta hotelera. Invirtió 1,5 millones de euros en el proyecto, que se ejecutó en su totalidad, pero nunca ha llegado funcionar.

El nivel de sal del agua supera el tres por ciento, el máximo que permite la ley para poder comercializarla. De este modo, a pesar de que las tuberías que conectan la depuradora con la zona hotelera situada entre la Avinguda Tucàn, la carretera de Artà y Pere Mas i Reus están acabadas, el Ajuntament hoy por hoy no puede suministrar el líquido.