Imagen aérea de la planta de fabricación de cemento de Lloseta. Pertenece a la multinacional mejicana CEMEX. | CEMEX

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La planta de fabricación de cemento de Lloseta podría pasar a ser un simple punto de venta a partir del próximo año, tal y como denunció ayer el comité de empresa de la sucursal mallorquina y confirmó después la filial española de la multinacional mejicana CEMEX. Sin embargo, la decisión aun no está definitivamente tomada, sino que pasa por la aprobación del presupuesto para 2014 de CEMEX-España.

«La empresa contempla diferentes escenarios, y éste [que Lloseta cese de fabricar] es solo uno de los posibles. Otra posibilidad es que todo quede como está. No hay nada cerrado», indicó Teresa Busqué, gerente de comunicación externa de CEMEX-España.

En caso de aprobarse este plan, el próximo 7 de diciembre se pararía el horno de Lloseta. Hasta el 31 de diciembre se realizaría la molienda de Clinker (la materia prima de cemento) hasta agotar las existencias. Y el 1 de enero del próximo año la planta pasaría a ser un punto de venta de cemento proveniente de otra que tiene la compañía en Alcanar, en Cataluña. En este caso, la empresa debería prescindir de los 86 trabajadores que tiene actualmente, según afirma el comité de empresa.

La advertencia de la empresa se da en pleno proceso de negociación de un nuevo convenio colectivo para los empleados de CEMEX en el conjunto del Estado. Pero además, advierte el comité de empresa de Lloseta, la compañía ha propuesto a los empleados de aquí firmar un acuerdo (local) para que éstos acepten una rebaja del sueldo del 25 por ciento (solo los trabajadores, los mandos quedarían excluidos) y renuncien a otros beneficios sociales tales como pluses por desplazamiento, bonificaciones por trabajar en Nochebuena, etcétera. Según el comité, la compañía argumenta que «solo de esta forma la planta de Lloseta podrá competir con los otros centros».

Contra propuesta

El comité formuló una contrapropuesta que limitaba la rebaja salarial al 17,5 por ciento, pero no solo a los empleados, sino que la extendía también a los mandos. Fue entonces cuando la empresa comunicó que la planta de Lloseta cesaría las exportaciones y advirtió de la posibilidad de cerrar el horno y reconvertir las instalaciones en punto de venta.

El comité de empresa dice que «todos intentaremos evitar los despidos de la plantilla», pero considera que «las posibilidades de alcanzar un acuerdo son muy difíciles».