En la instancia afirmó que repondría la obra una vez restaurada.

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La escultura de Josep Llimona, uno de los elementos artísticos más valiosos del cementerio municipal de Sóller y bien patrimonial catalogado, volverá a su lugar cuando haya finalizado su restauración en un taller especializado.

Así lo dice la instancia que un representante del titular de la sepultura presentó en el Ajuntament el pasado mes de octubre «notificando» que el conjunto escultural sería retirado con esta finalidad y que posteriormente sería repuesto otra vez.

Sin embargo, el Ajuntament no llegó a autorizar esta actuación ni tampoco advirtió que la «sepultura 249» a la que se hacía referencia en la citada instancia era en realidad la que está rematada con la famosa obra de arte.

El concejal de Obras y Urbanismo, Gabriel Darder dió ayer por resuelto el «misterio» y quitó importancia a la retirada del monumento por parte de un constructor local sin el debido control de Patrimonio.

Posteriormente, fuentes del departamento de obras aseguraron que «las actuaciones realizadas por los particulares en las partes exteriores de sepulturas suelen ser autorizadas por escrito pero no se exige licencia de obra ni pago de tasas». En caso que la actuación afecte el interior de las tumbas (como la reparación de nichos) se exige licencia de obra menor.

En este caso sólo había una instancia, entrada en el registro hace ya cinco meses «notificando» la retirada de la escultura pero ningún acto administrativo posterior.

Darder admite que puede haber habido un cierto «descuido» municipal pero lo atribuyó a un error y descartó que hubiera ningún tipo de mala fe o intención de burlar el control sobre esta obra de arte.