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«El Consell no está para organizar bodas, bautizos y comuniones», según su presidenta, Maria Salom, así que la institución ha decidido privatizar la gestión de la finca Raixa de forma que la organización de este tipo de eventos la haga la empresa que gane el concurso.

La presidenta explicó los detalles de la privatización después de que trascendiera que el Consell quería alquilar las instalaciones para la celebración de eventos, entre ellos bodas. No lo hará la institución insular, sino la empresa que gane el concurso cuando este se convoque. Habrá que esperar unos meses ya que el proceso es complicado y los técnicos de la institución calculan que hasta dentro de siete u ocho meses no se podrá formalizar la adjudicación. Hasta entonces, el Consell cobrará por las visitas que se realicen a la finca, pero no alquilará las instalaciones, según Salom.

La decisión de no autorizar bodas la tomó la propia presidenta a pesar de que un día antes el conseller de Presidència, Jaume Joan, había anunciado que en el plan de usos de la finca se fijaba esta posibilidad. No habrá boda, por tanto, en los próximos meses hasta que la gestión no sea privada.

Gastos

Salom explicó que todavía no se ha decidido cuál será el precio de la adjudicación, pero sí aseguró que, como mínimo, tendrá que servir para cubrir los gastos de mantenimiento de la finca, que están calculados en unos 400.000 euros al año. La presidenta del Consell recalcó que los precios de visita que ayer aprobó el Consell figuran en la memoria económica de gestión que aprobó en su día el Pacte de Progrés.

Memoria

Salom explica que la simple modificación de esta memoria aprobada por el anterior equipo de gobierno implicaría un año de trámites, así que el Consell ha preferido dejarla como estaba para poder abrir cuanto antes la finca al público.