Modolell (segundo derecha) junto a otros miembros de Pronáutic.

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La asociación Pronáutic sa Ràpita pide a los socios del club náutico rapiter que, mañana, en el transcurso de la asamblea general que se celebrará a las 18.00 horas, voten a favor de la modificación del acuerdo de la concesión de amarres.

Los titulares de un puesto de amarre pretenden una solución de continuidad a los actuales 35 años de uso que han tenido. «No hemos instado conflicto alguno, consideramos que los arrendatarios y los transeúntes son buenos para el club», sostiene el presidente de Pronáutic, Miguel Modolell, quien añade que su asociación incluso está dispuesta a pagar ahora por un derecho de prórroga que tendrá dentro de 15 años.

Pronáutic sa Ràpita aglutina a titulares de 349 amarres con mayoría de socios (unos 800) y nace para conseguir la modificación de la actual concesión administrativa, que permita prorrogar la situación original del club con la concesión de otros 30 años a nombre de los actuales socios titulares de puestos de amarre, y que éstos puedan transmitirlos a terceros, familiares o no, a tenor de lo establecido por las leyes vigentes.

Según Modolell, la concesión del Club Náutico La Ràpita (CNLR) se concedió hasta el año 2026 y, si bien la Ley de Costas anticipa el vencimiento al año 2018, al no renunciar a sus derechos, los concesionarios entienden que este anticipo estaría sujeto a las correspondientes indemnizaciones. «Así lo dicen también el Parlamento Europeo y el Senado Español», aseguran.

En este sentido, Modolell se congratula de que la interpretación de la Administración haya evolucionado y de que Ports esté de acuerdo en modificar el acuerdo de concesión y prorrogarlo 30 años más. Así se ha hecho en s'Arenal, s'Estanyol o Ca'n Pastilla. Es por este motivo que los titulares de un amarre o cesionarios de uso preferente del CNLR se sienten víctimas de una «situación de agravio comparativo con otros clubs».

Visión positiva

La asociación también critica al presidente del CNLR, Miquel Sunyer, a quien atribuyen una «gestión inadecuada que ha provocado una quiebra social dentro del club náutico».

Pronáutic asegura tener una «visión positiva de futuro» y, aunque el presidente del CNLR ha tenido una «gestión deficiente y ha presentado un propuesta jurídicamente muy reprochable al obligar en un mismo acto a votar proposiciones diferentes», entienden que los socios deben votar en su propio interés y en beneficio del club, «por eso pedimos un voto afirmativo en la asamblea de mañana», apunta Modolell, quien concluye diciendo que «los arrendatarios que quieren transformar el club en cooperativa no se dan cuenta de la gran ventaja que tienen: comparativamente son los que menos pagan y aún quieren más».