En la era, utilizando las herramientas tradicionales se baten los cereales. | Elena Ballestero

TW
7

Santa Margalida celebró ayer después de nueve años de ausencia la tradicional Festa del Batre, la fiesta payesa por excelencia con la que la Vila reivindica su papel más tradicional.

La comitiva de vecinos y autoridades partió a las 15 horas de la Plaça de la Vila a pie, en bicicleta y en carro, rumbo a la finca natal de Joan Mascaró i Fornés, s'Hort d'en Degollat donde hace nueve años se celebró la última edición de esta fiesta, impulsada por Miquel Cifre cuando alcanzó la Alcaldía en 1995 y que desapareció en 2001 pese a las insistentes denuncias del propio Cifre que venía advirtiendo desde el cambio de gobierno municipal de la intención de Partido Popular y de CPU de dejar morir la fiesta.

Los vecinos llegaron ayer a l'Hort d'en Degollat pasadas las tres y media de la tarde para revivir las tareas tradicionales del campo. Utilizando las herramientas del campo tradicionales separaron la paja del grano. Batieron habas y cebada recogida hace semanas en distintas fincas.


Memoria histórica

Hace un mes que el equipo de gobierno actual (Suma pel Canvi y Convergència) está volcado en la recuperación de esta fiesta. Fueron el propio alcalde y sus regidores, quienes acompañados de un buen grupo de colaboradores, cosecharon los cereales necesarios para la celebración. Construyeron también con sus propias manos una era que se podía ver ayer en l'Hort d'en Degollat donde no faltaron las tradicionales sopes d'era.

El alcalde de Santa Margalida, Miquel Cifre, se mostró ayer satisfecho de la gran participación del pueblo, especialmente de los jóvenes de los que dijo «por mucho que algunos se empeñen en decir que solo sirven para hacer botellón aquí vemos que son capaces de implicarse para no perder sus raíces».