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Hace aproximadamente un año que el Ajuntament de Pollença comenzó a autorizar excursiones por el Camí de Ternelles, en cumplimiento de una sentencia del Tribunal Supremo que el 19 de octubre del año 2001 reconocía el uso público de distintos caminos de la Serra para garantizar el acceso a algunas playas; es el caso de Cala Castell.

La demanda se ha disparado hasta el punto de que todos los domingos están completos hasta el mes de junio y las autorizaciones para transitar en sábado comienzan a agotarse.

Hasta llegar a este punto ha pasado una década de reivindicaciones de uso, reivindicaciones que se incrementaron a partir del año 2005 cuando se creó en Pollença la Plataforma Pro Camins Públics i Oberts. El Ajuntament aprobó su catálogo de caminos públicos en el año 2008, incluyendo el de Ternelles, pero la propiedad de la finca recurrió a los juzgados (esta semana se ha aplazado por segunda vez la vista en los juzgados de Inca) y no se materializó la apertura de las barreras.

Fue la excursión reivindicativa convocada por la Plataforma Pro Camins Públics i Oberts en octubre de 2009 la que desencadenó una serie de reacciones a nivel municipal (el regidor Bartomeu Cifre e incluso el conseller Vicens acudieron a la marcha) de manera que tras expulsar al PSM del equipo de gobierno municipal que ahora conforman UM-UNPI y PSOE, el alcalde, Joan Cerdà, comenzó a firmar las primeras autorizaciones de paso a través del camino en enero de 2010 con un cupo de 20 personas diarias.

Es preciso solicitar el permiso en la Alcaldía y es que la sentencia del Supremo que garantiza el uso público impone también una serie de prescripciones que garantice la conservación de su entorno natural.