Imagen de la piscina de Santa Ponça cerrada ayer al público. | Concha Agustín

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Las piscinas municipales de Peguera y Santa Ponça, inauguradas en otoño pasado y aún cerradas al público debido a graves deficiencias, costaron al Ajuntament de Calvià cuatro millones de euros. Dos cada una, según señala el PSOE.

Una cantidad duramente criticada por la oposición, no sólo porque la construcción de ambas infraestructuras deportivas haya registrado un retraso de tres años desde la colocación de sus respectivas 'primeras piedras', además de que tras su inauguración sigan cerradas al público debido a «problemas estructurales»; sino también porque, según el PSOE, «en tiempos de crisis lo prioritario debería ser invertir en mejorar la oferta turística y alargar la actual temporada de cuatro meses».

Explicaciones

Pese a que este diario ha sido informado directamente por miembros del equipo de gobierno del PP de que las deficiencias, concretamente las que afectan a la piscina de Santa Ponça, obedecen al «olvido» de conectar la nueva instalación a la red de desagüe, el departamento de comunicación del Ajuntament de Calvià emitió ayer una nota asegurando que «las piscinas de Santa Ponça y Peguera presentan problemas técnicos derivados del sistema de climatización de Biomasa».

En una nota de prensa el Consistorio quiere «matizar» que los problemas que se han detectado en dichas piscinas tras su inauguración y que han impedido su puesta en funcionamiento «son técnicos y no estructurales».

Según el Ajuntament, las deficiencias «se han producido en el sistema de climatización tanto del agua del vaso como del agua caliente sanitaria, es decir», añaden desde el entorno más próximo del alcalde Carlos Delgado (PP), «en el sistema de energía renovable Biomasa por el que se apostó en las piscinas de Santa Ponça y Peguera».

Polémica

La construcción de la piscina de Santa Ponça ya comenzó con polémica al descubrirse que el solar donde se ubica fue comprado por el Ajuntament a la pareja de un antiguo colaborador de Delgado por el doble de lo que ésta había pagado dos años antes a la familia Nigorra, también estrechamente vinculada al alcalde.