Algunas de las más de setenta carrozas que desfilaron por las calles de Binissalem. | J. Lladó

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Bajo un lienzo de nubes blancas y grises, el desfile de carrozas 2010 inició ayer a las cinco de la tarde su tradicional recorrido por las calles de Binissalem. Las primeras gotas de lluvia precipitaron el desfile, que como cada año, gustó por su variedad combinando con destreza tradición e imaginación.

El desfile de carrozas de Binissalem es uno de los actos más seguidos del programa de es Vermar, que concluye hoy con la fiesta más institucional.

Las carrozas, 72 en total, concursaban en tres categorías diferentes: tradicional, original y juvenil, con premios de entre 150 y 900 euros. Con el único hilo conductor de la vermada, los binissalemers reinventan su fiesta año a año.

Motivos infantiles como 'Els vinyapedra' o 'En Bob trepitja raïm davall la mar' contrastaban con otros más tradicionales como la carroza 'Sa Porxada'. A partir de ahí todo sirve como excusa para montar la fiesta: el mundial, la prehistoria, el arte, un anuncio de cerveza o el sopar a la fresca. No faltó tampoco un guiño a la campaña 'Amb una gota basta' con la que el Ajuntament quería evitar el botellón este año.