El pueblo acompañó al 'dimoni' y a los cabezudos en sus carreras por las calles del pueblo. | Joan Sitges

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El dimoni de Vilafranca se llevó el protagonismo de la última jornada de las fiestas de la Beata asustando los más pequeños, pero también pegando algún varapalo sin distinció de edad. El dimoni salió veloz y acompañado de caparrots, que lo ayudaron en la tarea de perseguir a los presentes. La careta diabólica de Vilafranca en una de las más antiguas que todavía quedan activas y tiene como gran peculiaridad estar hecha de con una sola pieza de madera de almendro.