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Miércoles, seis de septiembre de 1989, una fecha que quedó marcada en la historia del Levante y del Migjorn mallorquín. Los diarios de la época hablaban de la catástrofe más grande de los últimos cien, años. Decían que la comarca era una gran laguna. Carreteras, caminos, campos, casas, animales (45.000 pollos y 500 cerdos muertos), puentes, cisternas, todo, todo quedó anegado, y sobre todo la mayor tragedia ocurrió en Portocolom, allí hubo tres muertos, tres trabajadores del hotel El Corso. En definitiva un desastre que pervive en la memoria de los que lo vivieron, como ya perduraba en la retina de los viejos de hace veinte años la torrentada de 1932.

Aquellos días toda la isla quedó conmocionada, todos los políticos, consellers, alcaldes de la comarca, el president Cañellas, el ministro Barrionuevo, todos se acercaron a la zona del desastre. Al día siguiente de los hechos, día 7 de septiembre, la reina también viajó a la isla, esto sí, según las crónicas, en su visita a Manacor «ya se había hecho una buena limpieza», pues se trataba de la reina.

Los gobiernos autonómico y central repartieron ayudas cifradas en miles de millones, labradores y vecinos tuvieron que presentar sus pérdidas, se declaró zona catastrófica a toda la comarca.

La lluvia
La noche del martes, día 5, empezó a llover, y durante toda la noche cayó agua, las precipitaciones fueron superiores a los 100 mm en los observatorios de la zona. Al sur del término municipal de Manacor y norte de Felanitx, el agua llegó a superar los 200 mm, incluso los pluviómetros se derramaron y se ha estimado que podría haberse llegado a los 320 mm.

Según el estudio realizado por Miquel Grimalt y Antoni Rodríguez-Perea y publicado en Treballs de Geografia, núm.42, pág. 7-18, señalan que las precipitaciones caídas en la misma zona la noche del 31 de agosto al 1 de septiembre «habían sazonado los suelos e hicieron que la infiltración del agua el día seis fuera mínima», hecho que ayudó a la rapidez de la escorrentia.

La comarca
Veinte años después de que aquellos 200 litros por metro cuadrado hicieran desbordar los torrentes el recuerdo también es bien vivo a la comarca del Migjorn y del Llevant. Sant Llorenç, Campos, Felanitx, Santanyí, Capdepera, Portocolom, s'Illot, Son Carrió, Cala Rajada, Portocristo, s'Estany den Mas, Portopetro, o es Domingos Petit, vivieron de cerca las consecuencias del temporal. En Portocolom fue donde el temporal provocó la tragedia, Eulàlia Bennàssar, Antonio Alcolea y Carlos Iglesias, serían las víctimas de un hotel construido en medio del cauce del torrente, y que funcionaba sin la licencia de apertura de Turisme. En Sant Llorenç los tres torrentes desbordaban. El torrente de Son Negre durante las lluvias de 1989 llego a caudales máximos de 1.054 m3/s, casi el doble que el caudal del río Ebro.

Fue la torrentada más grande de la historia según los viejos de hace veinte años. s'Illot y Cala Moreia, también quedaron devastadas por el agua, la playa desapareció, en Son Servera se inundaron casas y sótanos. En Capdepera y Artà también sufrieron los efectos del agua, en Son Moll desapareció la playa. En Santanyí dos carreteras cortadas, paredes caídas y campos anegados. Ses Salines quedó incomunicado por carretera con Campos y Santanyí. Campos y sa Ràpita también sufrieron las consecuencias de las lluvias, las crónicas de la época hablaban «de un panorama indescriptible», todos los huertos de la llanura de Campos eran un mar.

El futuro
Hoy, veinte años después en Manacor, tienen el torrente que cruza el pueblo desviado por las afueras de la ciudad y el tramo que se desbordó hace veinte años tapado con un paseo. El hotel El Corso en Portocolom sigue en el mismo lugar y con turistas dentro, como hace veinte años. En otras zonas inundables no se han derribado los edificios existentes que se inundaron o se vieron afectados, todo lo contrario hay más que no había hace veinte años. En las calles hay más coches, y los vecinos del torrente de sa Cabana en Manacor, miran con recelo el actual cubrimiento y no hace falta hablar de lo que piensan los entendidos en meteorología o geografía. Ellos avisan pero nadie hace caso.