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Han contribuido a hacer de Artà un lugar privilegiado. Han luchado para llevar adelante sus sueños que ahora son patrimonio de los artanecs. El pueblo de Artà quiso rendir homenaje público a tres hombres que han dejado huella, por su tarea social y humanitaria. Tres personalidades destacadas recibieron el sábado por la noche las máximas distinciones honoríficas municipales: Sebastià Gili (Ciutadà Il·lustre), Antoni Gili (Talait d'Or) y Giovanni Lilliu (Medalla d'Artà).

La ceremonia se llevó a cabo en el Teatre Municipal. Alrededor de 400 personas asistieron a esta gala. Fue más de una hora de reconocimientos, de palabras emotivas, de sentimientos y de aplausos por los galardonados. Todo acompañado de la música del cuarteto Audite Silete.

Giovanni Lilliu nació en Cerdeña en 1914. Es medalla de Artà por su trabajo de investigación arqueológica del poblado talaiòtic de ses Païsses. El homenajeado no pudo estar presente, pero si que se desplazaron a recoger la medalla, su hija Caterina y su nieta Júlia.

Sebastià Gili (1811-1894), prior de la inclusa desde 1844, trabajó con los huérfanos. Fundó la congregación de las Hermanas Agustinas del Amparo. Y, ayer, la priora general, Catalina Vilanova, quiso estar presente. También asistió el Obispo de Mallorca, Jesús Murgui, que alabó la labor de este ciudadano.

Emocionado estaba Antoni Gili Ferrer (1932), nuevo Talaiot d'Or que recibió el reconocimiento por su tarea de investigación histórica y a favor de la cultura popular que ha llevado a término a lo largo de su vida.