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Hasta hace poco más de un año no se conocían, pero Neus Cardell y Conchi Calvente compartían un interés común, el de Ses Àguiles el domingo después del Corpus. Una tradición ancestral en las Illes, la del baile de Ses Àguiles, que hoy solo se conserva en Pollença.

«Les dijimos que no saldrían elegidas la primera vez que se presentaban, pero han tenido mucha suerte», explica Maria, la madre de Neus. Junto a Fina, la madre de Conchi, han pasado los últimos meses visitando a los vecinos de Pollença que desde hace años prestan sus joyas más valiosas para vestir las capas y coronas de Ses Àguiles, cumpliendo así estrictamente con la tradición.

Ayer a primera hora de la tarde las chicas cumplieron con la ceremonia de imposición de sus vestidos, en la iglesia de Sant Jordi, al tiempo que Josep Aguiló se transformaba en Joan Pelós. Juntos partieron hacia la iglesia parroquial, precedidos por los amigos más fieles apartando cristales y chinas del recorrido para evitar heridas en los pies desnudos de Joan Pelós. Ya en el interior de la iglesia Ses Àguiles bailaron ante la custodia en uno de los momentos más emotivos de la ceremonia.