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A. BASSA/ J. SOCIES

Después de seis meses del derrumbe del hotel Son Moll, ayer tarde llegó el momento en que la Policía Judicial retiró el precinto a las calles de los alrededores del establecimiento turístico bajo la atenta mirada de los vecinos y comerciantes que no podían esconder su alegría. Después de los trabajos de apuntalamiento exigidos por la juez instructora del caso, para mantener la seguridad, ayer quedaban libres para la circulación las calles adyacentes.

Han sido muchos meses de peticiones reiteradas. Y al final, la calle Tritó ya se abrió al tráfico a primera hora de la tarde, mientras que la calle Nereides, que enlaza con el paseo para peatones, se abrirá esta mañana después de que un grupo de operarios retire los palets de bloques que se utilizaban en las obras. Así pues, sólo la zona donde se produjo el accidente ha quedado precintada todavía por orden judicial. En el resto del establecimiento hotelero ya se podrá colocar una lona para tapar la estructura del edificio, o bien llevar a cabo todas las tareas necesarias para la conservación de la estructura del inmueble.

Vecinos, comerciantes y de manera muy especial los conductores de camiones y autobuses cuando pasaban ayer por el entorno del hotel y veían todos los preparativos para abrir la calle, mostraban su alegría tras meses de tener que transitar por la estrecha calle Nereides para abastecer el resto de establecimientos de la zona.

Entre todo el jaleo de periodistas, Guardia Civil y operarios de limpieza, los turistas, toalla en mano, hacían su camino hacia la playa bajo un buen sol.

A partir de ahora, el Ajuntament de Capdepera pondrá en marcha un complejo proceso para conseguir que la propiedad tome una serie de medidas que reduzcan el efecto negativo del derrumbe del hotel, que está ubicado en primera línea de la costa, ya en plena temporada turística.

El alcalde, Bartomeu Alzina, explicó ayer que «ahora se hará una orden de ejecución para vallar el perímetro del hotel y se instará a la propiedad a poner unas telas en el hotel».

Alzina manifestó que «ya era hora de que se abrieran estas calles para la actividad comercial, puesto que llevan cerradas medio año. También se mejorará la imagen de la zona costera y se intentará embellecer el perímetro».

Por su parte el proceso judicial continúa abierto. Se han tomado declaraciones a todas las partes concernidas y los peritos han tomado en varias ocasiones muestras para poder emitir el dictámen que esclarezca las causas del trágico derrumbe del hotel Son Moll de Cala Rajada.