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F. BARRASA La tardía convocatoria y resolución de los concursos para explotar los servicios de la temporada 2009 en las playas de Calvià ha concitado la indignación generalizada de comerciantes, restauradores y usuarios de los grandes arenales del municipio. Magaluf, que no tuvo licitadores en procedimiento abierto y no ha contado con hamacas, sombrillas, socorristas y limpieza constante hasta la semana que ahora concluye -sin que exista información oficial sobre el arrendatario directo-, ha resultado el paradigma de las quejas referidas a la actuación del equipo de gobierno del Ajuntament.

Aunque el procedimiento administrativo para adjudicar los servicios de playas se inició en las últimas semanas de 2008, las alegaciones presentadas por empresas concesionarias en los últimos años y varias quejas «de viva voz» con el mismo origen retrasaron el anuncio definitivo del Ajuntament.

De hecho, no fue hasta el 23 de marzo pasado cuando el BOIB publicó la «tramitación urgente» de la explotación de los servicios de temporada en el litoral del término de Calvià.

Los interesados en esos lotes se quejaron especialmente del alcance monetario de los cánones establecidos como inicial y anual en cada uno de ellos, pero sobre todo de la cláusula que primaba a quien adelantase al Ajuntament el mayor número posible de alquileres anuales, teniendo en cuenta que ésta nueva concesión abarca el periodo 2009-2023.

Así, de los dos lotes en los que se divide la playa de Magaluf -más de 400.000 euros de cánon inicial y más de 100.000 de anual en ambos casos-, uno quedó desierto y el otro fue rehusado por su concesionario inicial.

Un número significativo de playas pequeñas y medianas de Calvià ha sido adjudicado exactamente por las mismas cantidades de salida. En las grandes, la mejora general apenas ha alcanzado un 2 por ciento.