TW
0

La Fira de s'Oliva de Caimari congregó por enésima vez a una riada de visitantes. La aceituna y sus productos derivados, y el encanto de este pequeño pueblo situado a los pies de la Serra de Tramuntana constituyen un verdadero reclamo para los mallorquines, que ayer, animados además por el buen tiempo, llenaron otra vez sus calles. A las once de la mañana, los accesos al pueblo se encontraban colapsados. Una parte de los visitantes optaron por dejar el coche en Selva y recorrer a pie los dos kilómetros largos que lo separan de Caimari. Al fin y al cabo, la gente venía a pasearse.

Los principales focos de actividad de la Fira se encontraban en el centro del llogaret, donde se concentraban los tenderos y vendedores, y en la almazara que Oli Caimari tiene en la carretera. En las inmediaciones de la plaza Major se hallaba la infinidad de productos derivados de la oliva que protagonizan la Fira. En medio de la plaza se había instalado una reproducción de una antigua e impresionante almazara -con biga i fornal- mallorquina. Por su parte, en la almazara de Oli Caimari tuvo lugar la segunda jornada de degustación de aceites.

La edición de este año de la Fira no contó con el tradicional concurso de perros pastores. Sin embargo, la mañana del sábado se celebró un original y divertido concurso de escupir hueso de aceituna.